miércoles, 12 de noviembre de 2014

Promesas para Felicitas

Hija querida, yo te prometo, estar SIEMPRE presente, en todo momento, en cuerpo o en alma, pensamiento o consejo. Seré tantas cosas como me permita el tiempo. Tendrás que perdonar mis errores, en esto juntos iremos aprendiendo. Te confieso que en cada instante, estaré implorando hacer lo correcto. La búsqueda de tu bien será mi destino, Incluso si a veces equivoco el camino… No soy perfecto, pero trataré de serlo, todos los días, con todo mi aliento. No te prometo mi amor, cariño ni afecto, Ya que hace mucho te los he guardado. FELICITAS, ángel del cielo que me ha elegido, con los brazos abiertos hace tiempo te espero.

martes, 11 de febrero de 2014

Piedras en el mar

Miro por la ventana del estudio hacia la playa. Un niño de unos doce años, con boina roja, arroja piedras al mar. No tiene preocupaciones, salvo tirarlas cada vez más lejos. No piensa en préstamos ni hipotecas. No piensa en su trabajo ni en su jefe déspota. No piensa en cambiar el auto ni en comprar otro para su esposa. No tiene futuro de hijo alguno que planear, ni bienestar que calcular. No hay listas de supermercados ni servicios que pagar. No tiene que soportar compromisos sociales para el fin de semana. No tiene que llevar ni buscar a nadie. No le importa más que el alcance de su piedra. Probablemente no hay ni un peso en sus bolsillos y eso es lo que menos le interesa. El viento juega con los bordes de su remera y él solo con sus piedras el mar golpea...


Ya te va a tocar, la c… de tu madre…

lunes, 15 de abril de 2013

¡Despierta corazón!

¡Despierta corazón! Busquemos nuevamente
Aquel grito adictivo de gloria, arenga y guerra.
Dejar lastimar los brazos, violenta y virulenta;
que ardan la cara, el pecho abierto y las piernas.

Gaviota blanca en vuelo calmo de treinta metros,
extraño tu dulce viaje, hoy quiero verte otra vez.
Mil veces intentarlo hasta que el dolor lo valga,
que el premio será entregado al fin de la semana.

Amar el valiente arte de anteponer el frágil porte
al constante golpe del paredón de fusilamiento.
Y ponerse metas, lograr desafíos, tener orgullo.

Adrenalina, siento la necesidad de tu velocidad;
vayamos entonces de nuevo, entero o a pedazos,
que viejo es el viento y aún nos sigue soplando.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Millón de Batallas

Si en la vida habría un millón batallas,

las pelearía todas por vos.
Una mañana y todas las demás,
ahí voy detrás de todos tus sueños
y necesidad.
Porque Josefina, alma mía, la rueda se mueve
por y para vos.
Para siempre y por el tiempo que vendrá,
me tendrás detrás de ti, viéndote avanzar.
Un pecho explotado de amor, tantos besos te daría,
como pueda el tiempo aguantar.

viernes, 19 de octubre de 2012

Soldado estoico, granadero alemán

Soldado estoico, granadero alemán.

Perchero con bigote, frotándote las manos,
Corta aquel jamón, llenemos las copas de Toro.
Dame tus rodillas una vez más, manejemos la Ford.
Que esas garrafas gastadas nos sirvan de arco,
Mientras te sentas debajo de los eucaliptos.
El juego de bochas sos vos, igual que Boca Juniors.
Aquel paso tranquilo, sombrero de paja y gamulan.
Me quedo con los años lindos, el campo y los silencios.
Te llevo en mi estructura, y en mi corazón.
Silbame un rato al oído en el follaje de esos pinos.
Te extraño, hoy, pensando en cómo viviste y te fuiste;
Te pido perdón.
Pero me quedo con lo lindo, el almacén y el girasol,
Las gomitas, la caja fuerte, y el falcon.
Pero andate ahora, nomas, andate que es hora.
Andate abuelo, que te esperan por allá.
Que yo, pensando en todo eso, me quedo con vos.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Princesa JF

Alma nueva, rocío de luz, esperanza bella,
Sol de mis mañanas y energía por mis venas.
Serena princesa, dulce amor, felicidad plena.

Es tu voz tan dulce y tierna,
tus cabellos de mil brillos,
y en mi mente tus sonrisas.
Tus deseos ya son órdenes.

Que me destruyo con tu llanto,
y me desarmo entre tus risas.
Que me deshago con tus besos,
y me alimento en tus caricias.

Cuanto te caigas y lastimes,
cuando te levantes y sonrías,
Estaré cargándote en mis brazos
y, con besos, lavando tus mejillas.

Te pido me tengas paciencia,
y, a Dios, equilibrio y Justicia,
será siempre mi objetivo
darte valores y herramientas.

Hare todo lo que pueda.
Sacrificaré toda mi vida.
Viviré para cuidarte.
Te amaré hasta que muera.

martes, 14 de junio de 2011

Noche

Miro y miro entre los pliegues de esta cama gigante, tu pelo que desespera entre mis ojos y me deja ciego con tu olor. Me enrollo entre tus piernas suaves y mágicas para esta noche de invierno. Te abrazo por detrás y vuelvo a embestir ante tu acomodamiento a mis brazos. Pienso en lo que nos estamos perdiendo solo por dormir. Imagino un despertar cargado de emociones y sorpresas, como las que te pedí. Te vuelvo a abrazar un poco más, te beso el hombro dos o tres veces e insisto con oler la suavidad de tu piel. El cuarto oscuro solo vive por el sonido de nuestras respiraciones y los roces del plumón. Te envuelvo con una pierna y ya puedo sentir que te estoy dando el calor que necesito. Feliz, te escucho decir: “Tshtch, ¡déjame dormir!”, mientras de un ligero codazo en el pecho me mandas al otro wing del sommiere.

Anedas

Anécdotas de un tiempo pasado, que no siempre es mejor. Tras las sombras del recuerdo, se divisan memorias de una huella de barro. Las luces de esta noche las empiezan a mostrar, tristes recuerdos olvidados, que transforman estos gestos en una mueca pesada por un presente que no está.


Melodías agridulces de una calle gris azul, vientos de frente en la vereda, y algo de desánimo. “No, no, no puedo creer. No quiero más vivir así. Te dejo por un sendero sin señales. No lo puedo soportar, si vos no queres querer”. El respeto de la imposición se precisa con urgencia en una vía sin retornos. La culpa la condena pero el orgullo siempre impera, aferrándose a estructuras que de hierro le alimentan.


Se percibe su dureza. Siempre fui un mendigo de su amor. Condicionado por esa marcas de fuego y alma, en la piel de un corazón que siempre pidió perdón. Tan cobardes son las líneas como cada enfrentamiento a la realidad. Siempre el mérito fue por un afecto que a cuenta gotas llegó.


Manchas picantes y ardientes en ese vacío de calor. Incomodidad y temor, pero no resignación.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Todos sus labios

Los presentaron. Se saludaron. Sonrieron. Se rieron. Ella estaba con alguien. El no. Charlaron. Más risas generales. La noche avanza y es amiga. Gente grande, bar, más noche amiga. Despedida. Todos sus labios sobre la mejilla. Sonrisa. Mirada. "Nos vemos". Seguro.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Random

Lo fugaz de las sonrisas, lo perenne en la mentira.

Esa luz por la cornisa. Esas huellas que caminan.

Vacío de contenidos, esos ojos que palpitan,

En la voz de las aristas, mirar por la cerradura.

Abrir las esperanzas, a un mar de fantasías.

Perseguir cual policías, esos lados mentirosos.

Perder entre los pliegues, un poder no merecido.

Alcanzar lo que es posible, y tentar lo que es difícil.

Entrarle a los pasteles, y meterle hasta el suspiro.

Escaparse hacia el vacío, mirando fijo en sus pupilas.

Pensar que todo fue perdido, e intentar hasta obtenido.

Soñar que siempre es gratis, otra vuelta en la cintura.

Liberarte por un buen rato, de esas firmes ataduras.

Ahorrarse los lamentos, al menos algún día.

Soltar gruesas amarras del corsario escondido.

Permitirse el tropiezo, para seguir el buen camino.

Descargarse la memoria, si saturan los sistemas.

Escucharte sobre métrica, y seguir cortando el viernes.

Poder encontrarle sentido, a estas rimas desprolijas.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La punta de lanza

- El Polaco siempre anduvo bien con las minas. Nunca le faltó ninguna, sino todo lo contrario. Siempre, y remarco, siempre, se llevó una minita del boliche - dijo el Leche con gesto gracioso pero con el convencimiento de haber dicho una verdad irrefutable. Mínimo, setenta y cinco por ciento de efectividad – agregó, haciendo un sube y baja entre los dedos meñique y pulgar de su mano derecha.

El Polaco se reía mientras pinchaba la última aceituna que quedaba en una de las cajas de la pizza que habían pedido. Le decían el Polaco por su pelo rubio, pero era de apellido italiano. Era un muy buen tipo, algo tímido y callado en ciertas circunstancias. Pisando los treinta años, todavía estudiaba diseño industríal en la UBA, ya que los primeros años había hecho un intento frustrado por estudiar letras.

El living de su casa era el punto de reunión generalmente, como esa noche. El ambiente se mostraba viciado por el humo de los cigarrillos. A esa altura, la mesa ya lucía la desprolijidad propia de una reunión de amigos que se juntan como previa de una salida nocturna: bollitos de papel de cocina, algunas cajas de pizza arrugadas en el piso, varios envases de cerveza vacíos (los “cadáveres”), y un par de ceniceros con diversas colillas apagadas.

El Gordo Tetorelli, con la boca llena de fugazza, espetó una serie de incoherencias, arrojando un pedazo de cebolla sobre el centro de la mesa.

- Gordo culeado, no podes ser tan hediondo - le gritó el Chavo para la carcajada del grupo. Aflojale un poco, querido. Limpiate la boca, queres?.

El Gordo era amigo de la infancia del Leche, quien había conocido al resto de los chicos por los años convividos en la pensión de Congreso. Sin embargo, si bien todos eran de algún lugar del interior, se habían quedado a vivir en la ciudad. El Gordo era el único que nunca había estudiado una carrera universitaria (seis meses frustrados en el CBC de ingeniería mecánica no calificaban para tildarlo como “universitario”). Trabajaba en una empresa de transporte público donde se encargaba de hacer el mantenimiento a los colectivos. El Gordo era de Trevelín como el Leche.

- ¡¡No, pará, pará, que también se ha comido algún travesaño, eh!! - volvió a la carga, envidioso, el Gordo.

El Leche se agarró del hombro del Gordo, mientras se reía. Tuvo que dejar el vaso de cerveza en la mesa, para poder apoyar la cabeza contra su muñeca.

- ¡Nooooo, dejenme de joder! - dijo el Polaco. Eso fue una joda de ustedes. ¡¡Jamás estuve con un “trapecio”, hermano, no sean hijos de puta!! – mientras negaba con la cabeza se prendió un cigarrillo con el encendedor de siempre.

- Polaco, querido - terció el Chavo -, vos no te acordás porque tenías el pedo de tres irlandeses encima pero el muy hijo de putas tenía la quijada de Rocky Balboa.

- ¡¡¡Adriaaaaaaaaaan!!!, grito el Gordo eufórico, con la boca llena de grasa.

- No, para, para, pelotudo, que no puedo mas – pedía el Leche mientras se agarraba la panza con las dos manos.

- Seguro que se te borró pero el pibe tenía puesta una polera negra adentro del boliche, y hacían como treinta y cinco grados ahí adentro - confió el Chavo.

- ¿Y eso que tiene que ver? - enojado espetó el Polaco.

- ¡¡La nuecita de Adán, querido!! - le gritó el Chavo.

- Posta, Pola - intercedió el Conejo más calmo mientras volvía de la cocina con la última botella de cerveza que quedaba. Si incluso le preguntamos al grupito de minas que nos estábamos encarando y fueron ellas las que nos marcaron el tema de la polera.

El Conejo era un tipo intelectual y algo petulante. Era un buen pibe pero solía ser algo pedante cuando hablaba. Eso le valió alguna vez el mote de “El opinólogo”. No había tema sobre el cual el Conejo no tenía algo que decir, y generalmente lo hacía con algo de suficiencia y vanidad. Siempre vestía muy bien, camisas de vestir y sacos. Era licenciado en ciencias políticas y profesor en una universidad privada. Nacido en Pergamino, vivía en Recoleta en el departamento que había comprado en su momento con su ex, historia que terminó muy mal, sobre todo por los tres días que tuvo que estar en el Italiano, curándose las quemaduras de aceite.

El Polaco seguía negando con la cabeza, mientras cambiaba el canal del televisor, donde recién terminaba el último partido del viernes, en el cual Racing había perdido con San Martín de Tucumán por 2 a 1.

- “¡¡Tu amigo esta con un travesti!! ¡¡Que asco!!!” me decían las minas - acotó maliciosamente el Gordo, mientras agarraba los bordes de pizza que había dejado el Chavo en su plato.

- Mirá, que yo recuerde, esa noche no se me apagó la cámara y, la verdad, me acuerdo que estuve con una mina pero no era ningún “travuco” – insistió el Polaco, mientras dejaba el control del televisor arriba de la mesa. Había puesto de “Film Zone”.

- Uh, ese canal es bueno, che. Ahora arrancan las picantes. Pasan una serie de una tetona que es extraterreste y viene a la tierra a experimentar – dijo el Chavo mientras con los dedos índice y mayor de cada mano hacía el signo de comillas sobre la palabra “experimentar”. El Chavo, oriundo de Cipoletti era un tipo querido por todos, extrafalario y divertido. Siempre desprolijo y atento al comentario picante que provoque la carcajada del grupo. Era licenciado en letras, pero no le gustaba lo que hacía.

- Emannuele – dijo el Conejo con la suficiencia de un sabio.

- ¡Esssa!, Conejo, viejo y pajero nomás - gritó el Gordo.

- Dejalo ahí si queres, pero bajale el volumen que quiero poner música – dijo el Chavo desde la computadora, mientras cargaba el “Win up ” con Red Hot Chilli Peppers, Iggy Pop y otros.

El Chavo era el encargado de musicalizar todas las reuniones. Lo hacía bien y le gustaba que el resto se lo reconozca. Generalmente, ponía el tema indicado en el momento oportuno. En cada loa, mordía los labios, levantaba su mano derecha con los dedos en cuernos y agitaba su melena rubia por los aires, en una mueca rockanrolera y divertida.

- Bueno, no importa. Volviendo al tema. El Polaco jamás nos va a reconocer lo de “Mancuso” - volvió a la carga el Leche retomando su línea inicial, mientras trataba de destapar la botella de cerveza con un encendedor de plástico verde manzana. Más allá de eso, que de hecho no hace más que agrandar su mítica figura, el Polaco tiene el mejor promedio de gol de la Argentina – dijo dejando el encendedor en la mesa y mostrando en alto ambas palmas de sus manos y bajando levemente la cabeza, como si lo dicho no tuviera refutación posible. Nadie lo negó. Incluso el Gordo suspendió por unos momentos el atraco de masa para asentir con la cabeza. El Polaco es un tipo hermoso - continuó el Leche. No es de maricón decirlo. Es algo que sabemos todos. ¿Por qué te crees que siempre encabeza las hileras cuando queremos ir a levantarnos un grupo de minas? Para romper el circulito boludo que hacen las minas cuando salen a bailar. “No, estoy bailando con mis amigas”, te dicen las yeguas.

- ¡Que se vayan a lavar el ojete! – gritó el Gordo indignado. ¿Para que carajo van entonces? Para bailar que bailen en la casa.

- Obvio, Gordo, van a buscar tipos pero jamás te lo van a decir – explicó lo obvio el Conejo. Es la naturaleza humana.

- Por eso – siguió el Leche. El Polaco adelante es una suerte de emboscada. Lo mandas al centro del grupo y las minas se copan. Se copan con él. Es terrible, una suerte de encantamiento. Abre los ojitos claros esos de putito que tiene y muestra bien la sonrisa, con esos dientes blancos que parece un anuncio de Odol.

- Uh, como me tienen los huevos llenos las propagandas de pasta de dientes y boludeces para la boca – dijo el Gordo, algo disperso y desconcentrado sobre el tema que se estaba abordando.

- Y si esta un poquito “picado”, chau, olvidate – continuó el Leche, dejando algo solo en su reflexión al Gordo. Se pone a bailar con la mas linda del grupo y las amigas le hacen señas a la mina para que le de para adelante.

- La vieja y querida punta de lanza – dijo el Chavo levantando las cejas y cerrando los ojos, como quien recuerda el nombre de un viejo amigo que no se ve hace tiempo.

- Las que me tienen también los huevos rotos son las que ayudan a las minas para que vayan al baño – absorto el Gordo en su reflexión. Bah, me hacen reír. Se las digo a la petisa y se muere de odio. “Desde que tomo el yogur Activas, garco como un rinoceronte” – dijo y se rió con ganas.

- Y ahí entra la manada enfurecida – el Leche seguía hablando con el vaso de cerveza en la mano. La jauría hambrienta rompe con el maldito redondel, la fortaleza femenina. El Gordo, el Chavo, el Conejo, todos, entramos a manotear a la primera que encontramos del grupete.

- “Me como la barra de ciruelas y torleo todo el día” – agregaba el Gordo.

- ¡Pará Gordo! – dijo el Chavo quien no podía evitar la risa.

- ¿¡Que!? ¿Qué hice? – preguntaba el Gordo como desentendido de la molestia que significaba su interrupción, convencido que no había hecho nada malo. Decime sino es gracioso: “Como el chicle laxaflex y te rompo la cerámica” – las risas del Gordo eran prácticamente gritos eufóricos.

- Eso si – el Leche seguía explicando algo que ya todos sabían, levantando la voz para tapar las risas del Gordo -, siempre con una buena frase inicial que despierte curiosidad. Un par de comentarios y ya está, algún meneo de caderas y, a partir de ahí, la vas remando un poco. Alguno siempre roba, además del Polaco, obvio. Eso, muchachos…es la “Punta de Lanza”.

- La vieja y querida – repitió el Chavo, con el mismo tono reverencial, mientras se levantaba para la cocina.

- Bueno, ¿y, Pola? - preguntó el Leche interesado en enterarse del tema de la noche. ¿Que pasó con esta minita?

- Chavo, traete un poco de hielo, por favor – pidió el Conejo.

- No pasó nada, eso es lo que paso - dijo el Polaco resignado.

Después de tantas vueltas y a pesar de los ánimos exaltados por la cerveza, el silencio general lo animaba a hacerles la síntesis de lo ocurrido.

- La cena fue excelente – siguió el Polaco animado por el silencio. Nunca había hecho camarones, lo que te da la pauta del corazón que le puse al tema. Programé la compu con buena música. Cargué algunos jazz de Chet Backer y Dizzy Gillespie, el blues viejo de Ray Charles y una mezcla de Ben Harper, Jamie Cullum y Jack Johnson - dijo con la seguridad de quien repasó esa lista una y mil veces.

Mientras el Polaco mencionaba estos autores, el Gordo lo miraba con ignorancia al Conejo, mientras juntaba las cinco yemas de su mano derecha, moviendo la muñeca arriba y abajo.

- Me hubieras llamado a mi por el tema de la música, papá – recriminó el Chavo.

- La mina estuvo muy bien en la mesa - siguió el Polaco. Contó historias muy divertidas sobre Cuzco, Playa del Carmen, Río y el DF.

- Era modelo ella, no? - preguntó el Chavo.

- ¿No viste las fotos que mandó por mail el Polaco? - lo increpó el Leche. ¡Esta más buena que comer pollo con las manos!.

- Más buena que fumarse un pedo debajo de las sábanas - festejó el Gordo. Solo lo miró el Conejo, poniéndole cara de que no era el momento.

- Si, es modelo - confirmó el Polaco. Pero tranqui. De hecho, se tuvo que ir a laburar a México, porque allá tenía mas salida, viste? Siendo rubia…

- Lafaussi tenía razón - dijo el Chavo.

- Bueno, la cuestión es que mientras la mina hablaba yo pensaba en como iba a hacer el avance – siguió el Polaco.

- Obvio – interrumpió el Conejo. Cuando salís con una mina y la dejas hablar, lo haces para que piense que sos sensible y buen compañero. “Ay, es un divino. Me re-escucha”, le dice después a sus amigas. Uno siempre asiente con la cabeza, tira varios “aha”, pero por dentro estas pensando “bueno, ahora la llevo hasta la cocina y la arrincono contra el lavarropas…”.

- Le entro al medio como charco grande - dijo el Gordo, insistiendo con su humor característico.

- Si, un poco, pero también pensaba en lo linda que era - se sinceró el Polaco. No sabes lo divina que estaba. Rubiecita, llena de pequitas. Algo bronceada. Tenía puesto uno de esos vestidos que no tienen tiras y se agarran de las tetas – “Corsette” acotó el Conejo -, que le terminaba un poquito mas arriba que las rodillas. Y hablaba bien, interesante. Estudia arte y tiene bastante cultura general, así que por ahí me encontraba a mi mismo “empelotudizado” por la mina, escuchando alguna historia de no se quien carajo de los Mayas, que le construyó no se que tótem al aporte de las mujeres a esa cultura.

- ¿Y eso te gustaba? Un embole – dijo el Gordo reconociéndose amante de otro tipo de mujer.

- Te enamoraste ahí nomás - confirmó el Chavo.

- Y, mas o menos - contestó resignado el Polaco. Te digo que por momentos me dejaba de importar el avance y pensaba en llevarla a tomar helado el domingo a la tarde.

- Darle besitos debajo de la oreja - comentó el Leche, entendiendo el sentimiento. Olerle el pelo cuando esta durmiendo.

El silencio general solo fue interrumpido por el grito del Gordo desde la cocina, preguntando donde habían guardado el Fernet.

- ¡¡En el freezer, Gordo, atrás de la bolsa de hielo!!! - le gritó el Polaco. Bueno, la cuestión es que serví el postre. Algo liviano, viste? Unas peras al borgoña que compré en el restaurant de la esquina. No quería estar pesado para la sobremesa, sobre todo después de haber leído “El mundo ha vivido equivocado” del Negro Fontanarrosa.

- ¡Uh, que buen cuento! - dijo el Conejo.

- ¿Porque? ¿Que dice? - preguntó el Gordo mientras agregaba la Coca Cola en el vaso de trago largo.

- Es un cuento excelente de Fontanarrosa – comenzó a explicar el Conejo, aprovechando la ocasión para demostrar que era un tipo leído -, donde un flaco cuenta cual sería su día perfecto, lo que incluye una playa del Caribe y él levantándose a una rubia infernal. El título del cuento va a que el tipo dice que primero hay que encamarse y después comer, porque sino uno esta pesado y con sueño. Que al revés, uno se saca la ansiedad, esta mejor físicamente y disfruta más la comida y la conversación. Como las películas siempre muestran el proceso contrario, “El mundo ha vivido equivocado”, explicó el Conejo.

- Un grosso el Negro - dijo el Chavo, quien probablemente era mucho mas leído que el Conejo pero no lo hacía notar -, me hace recontracagar de risa.

- Seguí Pola - pidió el Leche.

- Bueno, la cosa es que me concentré en la estrategia de juego planteada. Me puse a hacer el café y la invité a sentarse en el living. Me hice el boludo y de pasada a la cocina apagué la luz del comedor. Así quedaron un par de luces del pasillo y alguna que otra velita por ahí.

- Bien - dijo el Chavo mientras se corría hacia el borde delantero de la silla.

- ¡No!, ¿¡que bien!? – exclamó el Gordo .¿Cómo le vas a dar café? Le tenes que seguir dando vinito, así se desinhibe y revolea la chancleta.

- Adelanté un par de temas de la computadora - siguió el Polaco, confirmando el poco interés intelectual que despertaba el Gordo con cada una de sus intervenciones. Jack Johnson te dan ganas de hacerte amigo, pero nunca de atracar. Bueno, la cosa es que noté que la mina se puso un poco incomoda. Se sentó erguida en el respaldo del sofá y se tocó un par de veces el pelo.

- Y si, boludo, ¿¡como no se va a poner nerviosa si te venía venir haciendo luces desde la otra cuadra!!! – explicó el Chavo.

- Por eso, tampoco hay que ser tan adivino, no? - se justificó el Polaco. Si un tipo te invita a su casa, te hace de comer y toda la bola…¿¡para que carajo va a ser!?.

- No es tan sencillo Pola - terció contemporáneo el Conejo. Las minas son más complicadas. Por ahí te salen con que quieren ser amigos y demás, con que te confundís, etc. etc.

- Bueno, por eso, por eso. Espera – reclamó paciencia el Polaco. Me senté en el sofá y serví el café. Cuando termine, la mire a los ojos un par de segundos y le sonreí.

- Cagó - dijo el Gordo.

- Ella también se rió y buscó en la cartera un cigarrillo que nunca encendió - siguió el Polaco. En ese revoleo de cartera, el vestido se le subió bastante. Me volví loco, obviamente, y ella se dio cuenta. Se sonrojó y lo bajó hasta donde pudo. Ambos sonreímos. Ahí ya estaba. Le dije de una…

- ¡Que par de “pechios” que tenes! – gritó el Gordo, exaltado, mientras agitaba boca abajo la botella de Branca en dirección a su vaso.

- ¡Para Gordo boludo! - dijo el Leche mientras el Chavo se reía con ganas. Y aflojale un poco al ritmo del fernet que después no hay quien te cargue.

- No, no, no – contestó el Polaco. Le dije que me encantaba, que me gustaba, que me volvía loco, y no se cuantas pelotudeces mas.

- ¡¡¡Nooooo!!! Ahí cagaste - se lamentó el Chavo.

- ¿Y que te dijo? - preguntó el Conejo.

- Perdiste porque le diste la posibilidad de responder, de agarrar la manija, de tomar el poder - insistió el Chavo. Las minas son muy hijas de puta, donde te ven servido se hacen las estrellas y te cagan. ¿Sabés que tenías que hacer en ese caso? Boca. De una. Buscarle la boca, papá.

- Tal cual, a lo macho - dijo el Gordo, apoyando la idea, con el labio superior lleno de espuma de fernet.

- No, no es así - dijo el Conejo. Bah, a veces es así, si estas en el boliche y, bailando, te da para comerle la boca, pero así como estaba el Polaco, no se si daba… Bueno, y ¿entonces?

- No, nada, se quedó callada – respondió el Polaco. Se acomodó el pelo detrás de la oreja y bajó la vista. Y bueno, ahí si, le acerqué la boca un poco.

- ¿Viste? – dijo el Chavo mirándolo al Conejo. ¡Vamos Polaco viejo y peludo nomás! - gritó exaltado.

- Pará Chavo, que la vieja de arriba es tremenda con los ruidos - rogó el Polaco. Bueno, el tema es que cuando fui por el beso, la mina se apartó y se volvió loca.

- ¿Viste que, Chavo cabeza de termo? – le replicó el Conejo como venganza.

- No, Conejo, ¡¡¡viste vos!!! Era de una, a lo macho – se metió el Gordo dando por sentado que los otros se complicaban la vida en cuestiones muy básicas. El boludo tiró la frase y le dio tiempo a la mina para pensar y rearmarse. Si le metía el “jetazo”, a la mierda, no hay vuelta atrás.

- No, bueno, me empezó a decir que me confundía, que ella había ido hasta ahí por la buena onda que habíamos pegado en el cumpleaños de María, que ella no era una cualquiera...

Era evidente que el Polaco todavía no comprendía bien todo lo que había pasado, buscando una explicación lógica para la conducta de ella. Los muchachos, por su parte, vivían el relato como una historia propia. Como si el Polaco los hubiera representado en esa cruzada contra el sexo puesto, contra uno de los mejores exponentes de esa raza. El éxito del Polaco era la victoria de todos ellos. El fracaso también. Después de todo, él era el mejor exponente del grupo, falange fundamental de la “Punta de Lanza”. La vieja y querida.

- Anda a la mierda - dijo el Leche.

- …y que tenía novio, cerró el Polaco.
-
- ¿¡Cómo!? - preguntaron al unísono el Conejo y el Chavo.

- ¡Puta de mierrrrrda! – gritó el Gordo mirando hacia arriba.

- Si, que tenía novio – confirmó el Polaco. Que su novio vivía en México y que ella no lo quería cagar, que era un buen pibe y no se cuantas cosas mas.

- Y vos que hiciste? - preguntó el Conejo.

- ¿Que querés que haga? Al principio le pregunté si me estaba jodiendo. La verdad es que me recontra calenté. “Nena, me parece que era bastante obvia mi intención esta noche, no?” - le dije.

- ¿Y que te dijo? – preguntó el Leche.

- No, nada, discutimos un poco y después me reconoció que yo también le gustaba, pero que estaba confundida, que no quería cagarlo al novio y demás. Me dijo que había dudado muchísimo en ir hasta casa, incluso hasta el momento de tocar el timbre.

El Polaco, de alguna manera, buscaba justificar a su invitada, dejando traslucir el efecto que le había provocado.

- Perra - insistió el Gordo alargando la letra “r”.

- O sea – siguió justificándola el Polaco -, que le gustaba pero que sabía que después la culpa la iba a perseguir.

- ¿Y el novio en México? ¡¡¡¡Pero querida, avivate!!!! La gorra que debe tener puesta esa chica y no se da cuenta - exclamó el Chavo. Obviamente le hiciste la psicológica por ese lado, me imagino…

- No, che, la verdad es que no - se sinceró el Polaco.

- El Polaco es buen pibe, Chavo, no hace las guarradas que hacen uds – les recriminó el Conejo al grupo, desligándose de la responsabilidad que le cabía también a él.

- ¿Y yo porque la ligo? - se quejó el Gordo.

- Bueno – desentendiéndose de la defensa del Conejo -, la cuestión es que, hablando, la mina me daba cabida y cuando yo iba para adelante – “Como una tromba”, agregó el Gordo – me volvía a bajar la cabeza y a negarme el beso.

- Uy, ¡la puta madre! - insultó el Leche.

- Y, si… - acompañó el Conejo.

- Así que bueno – retomó el Polaco. La cosa fue que habían silencios muy largos. Yo porque no sabía que hacer entre la calentura y las ganas que le tenía y esta que tenía el tema de la culpa.

- Y que hiciste? – preguntó el Chavo.

- No, bueno, le dije que lo mejor era que se vaya, que sino estaba decidida no era bueno que esté ahí, por ella y por mi - dijo el Polaco.

- Un caballero - reconoció el Conejo.

- ¿Y? - ansioso preguntó el Chavo.

- No dijo nada.

- ¡Pero la puta madre! – puteo el Chavo, golpeando las palmas de sus manos contra cada lado de sus caderas.

- Agarró su saquito, y se fue con la cabeza gacha hacia el ascensor. Cuando llegó, le dije que lo mejor era no vernos más.

- Polaco – interrumpió el Gordo -, no sigas contando esta historia si es que no va a finalizar con que los dos terminaron cruzados en el parquet del living. No sigas sino es así…me hace mal.

- Callate, Gordo, dejalo seguir - pidió el Conejo.

- Bueno – hizo caso el Polaco -, cuando le digo eso, la mina se queda callada, no me dice nada y me da un beso entre el cachete y el labio.

- En la comisura - acotó el Conejo.

- Eso, ahí – confirmó el Polaco. Me volví loco. Y le volví a reclamar. Le pregunté si quería que nos veamos de nuevo y tampoco me contestó.

- Ah, era pelotuda - dijo el Gordo.

- La verdad es que se fue sin decirme nada y me dejó hecho percha – se sinceró el Polaco. Todavía no entiendo que carajo pasó acá adentro ese día. Le mandé varios mensajes en los días siguientes pero no me contestó. Hasta que me cansé y no le escribí mas.

- ¿Y nunca te contesto? - preguntó el Conejo a lo que el Polaco contestó negativamente con su cabeza.

- Puta - dijo el Chavo.

El resto también expresó una serie de improperios hacia la muchacha, un tanto desilusionados por la derrota del compañero, que asumían como propia.

- Bueno. No te hagas drama Polaquito, que esta noche la rompemos en el “bolique” - animó el Gordo. Tomá. Tomate un fernecito.

- Y bueno, Pola, ¿que le vas a hacer? - consoló el Conejo dispuesto a dar una de sus conocidas disertaciones. Las minas son así. Son bichos raros. Nosotros somos lineales, simples. ¿Entendés? Vos le tenías ganas y fuiste al grano. Le metiste vela, música, boludeces, pero eras mas obvio que no se que. La mina te gustó y chau Pinola. Fuiste al frente y esta bien que sea así. Las minas, no. Las minas se enroscan, piensan, dan vuelta y, cuando se deciden, dan dos o tres vueltas más. Que si, que no. Son así. Y también esta bien que así lo sea.

- Sería un cogedero sino - acotó el Gordo quien se sorprendió a si mismo de hacer una lectura tan veloz de lo que había dicho el Conejo, a quien generalmente no seguía en sus razonamientos.

- Tal cual - dijo entre risas el Conejo, feliz de haber causado una aceptación de su discurso. Algo así. O todo lo contrario. No cogería nadie con las vueltas que daría todo el mundo.

- Si, igual hay minas que van al frente, eh – retrucó el Chavo. Acordate de la mina esa que atendía en el café de la esquina de tu casa. ¡Mamadera!

- Uf, tremenda - recordó el Polaco. Cone, esa mina estaba loca.

- No hablen de eso que me hace mal - volvió a advertir el Gordo. Me agarra una cosa acá - dijo apoyándose las cinco yemas de su mano derecha sobre el esternón. No puede haber minas así. Las cosas que te hacía…

- Bueno, pero también hay pibes que son histéricos, o no? - contempló el Conejo, cambiándo de tema, no sintiéndose a gusto cuando el centro de las historias sexuales era él mismo.

- Si, es verdad – reconoció el Leche. Se mezcló un poco la cosita con esto de los metrosexuales.

- ¡¡¡Uh!!! Lo cagaría a trompadas al Cristiano Ronaldo ese, por ejemplo – exclamó el Gordo mordiéndose el labio inferior. ¿Sabes lo que haría? En el saludo inicial ese que se dan al comienzo del partido, ¿viste donde hacen dos líneas y se van saludando? Bueno, cuando el nabo ese me viene a dar la mano, lo saludo con una y con la otra le despeino toda esa cresta de homosexual reprimido que se pone con tres kilos de fijador. Ahí no juega mas el pelotudo ese, se desconcentra. Se la va a pasar buscando las pantallas para peinarse - sostuvo el Gordo, lo que concluyó con un “Puto de mierda”, separando con violencia fonética cada una de las sílabas.

- Igual no estoy tan mal - avisó el Polaco. Solamente que me había encarnizado con esta mina. Estaba buenísima y pensé que venía todo viento en popa. La cuestión es que cuando me salió con lo del novio, no sabía si creerle o no. Me costó un poco el golpe pero bueno, cosas que pasan.

- No te me habrás enamorado, no, Polaco trolo? - preguntó el Gordo.

- No, pelotudo, si la vi dos veces en mi vida nada más. No, ahora ya esta. Ya pasó. Tampoco me voy a volver loco. Ayer salí con la morocha del gimnasio y el martes me quedé después del laburo tomando una cerveza con la atorrantona que hace el delivery de tartas.

- ¿Y, que pasó ahí? - preguntó interesado el Chavo, quien exultaba cada vez que le contaban alguna proeza sexual.

- No, nada, lo de siempre. Con la “tartera” lo de siempre. Unos besos y listo. Y con la morocha, también. Lo que pasa es que no tiene sangre esa mina. Es puro cuerpo pero es un fiambre.

- Entonces no me cuentes nada - dijo desilusionado el Chavo, haciéndo una seña despectiva con la mano derecha.

- Bueno, ¿donde vamos hoy? - pregunto interesado el Leche, pretendiendo darle a la noche un carril mas alegre.

- Tengo un dato de un barcito en Colegiales que se llena de gatos - dijo el Gordo tratando de ser convincente.

- No, Gordo, vos siempre nos llevas a unos antros infestos - recriminó categórico el Conejo. Lo de la salsera de Microcentro fue impresentable. Además, siempre decís “barcito” y son terribles bailantas.

- ¿Te acordas de Cindy? - preguntó a los gritos el Chavo. Que hijas de puta, “Cindy-entes” todas.

- ¡¡¡Que estaba la mina que labura en la casa del Julio!!! - recordó el Conejo. Y encima el Gordo este desagradable le tiró unos tiros…

- Siempre me miró cuando íbamos a comer a lo del Julio esa - se defendió el Gordo.

- Si. El “Grone” del novio también te miraba cuando te hiciste el pelotudo - le recordó el Chavo.

- ¿Que sabía yo? Igual no pasó nada – retrucó el Gordo.

- Si, porque nosotros te sacamos de ahí cagando – le recordó el Leche.

- Naaa, sino estaba haciendo nada – se justificó el Gordo.

- ¡¡¡Gordo!!! ¡¡¡Te la estabas apoyando contra la barra!!! – lo acusó el Chavo.

- No recuerdo, no recuerdo – dijo el Gordo, cerrando los ojos, mientras se reía.

- No, bueno, volviendo al tema – como siempre pretendía el Conejo -. Las amigas de Vicky van a ir a un bar en Palermo. Ojo ahí, eh…

- No, no, no - exclamó el Gordo apurado. Ta´ bien que mis lugares no sean los mas lindos del mundo pero se gana. Los tuyos Conejo están siempre llenos de minas chetas que estan haciendo rostro y no te dan ni la hora.

- Bueno, eso depende. Si viene el Pola, por ahí… – dijo el Conejo.

- Si, bueno, pero tampoco la pavada, porque el Pola se gana a una y las deja a todas calientes con él, todo rubiecito. Pero después salgo del montón yo y las cago de miedo...

- Bueno, Gordo, por ahí a alguna le gusta tu tono “morochon” de barba raída – comentó risueño el Leche.

- No, no, yo la barba siempre la tengo algo “crecidita”, de un par de días. Es mas facherito, y me disimula el “papadello” - dijo el Gordo, frotándose con la mano abierta la parte superior del cuello.

- Por eso - contestó el Conejo.

- Por eso que? – preguntó el Gordo.

- Que “raída” quiere decir eso – explicó el Conejo.

- Ah – dijo el Gordo.

- Es verdad – retomó risueño el Leche, quien disfrutaba gastarlo al Gordo. Si el lugar esta medio oscuro, parece que el Gordo te va a afanar.

- No, pero hoy está bien con esa remera blanca, va a andar bien – dijo el Polaco, advirtiendo que la estima del Gordo era difícil de levantar si todos se ensañaban con él.

- No, no, no, Conejo, dejame de joder - cortó el Chavo. Hoy la flaca salía con sus amigas y seguro que se va a algún lado bueno. Necesito ir a un lugar copado para no sentir que la yegua esta la está pasando mejor que yo.

- Bueno, pero tampoco terminemos siempre en “El Grito”, pidió el Polaco. Entre todos negaron la posibilidad.

- Abrite la otra botellita de fernet, ¿querés Chavo? - pidió el Conejo.

- ¿Ya nos clavamos la primer “tabolle”? – preguntó el Leche.

- Aha – respondió el Chavo desde la cocina, mientras desenroscaba la tapa del aperitivo.

- Uy, ¿ves? – interrumpió el Chavo – ahí está la mina esta, la “Emannuelle”. ¡¡Que terrible pedazo de yegua, por Dios!!.

- Ah, bueno, unos senos importantes – exclamó el Conejo, tratando de ser algo recatado.

- ¿¡Que senos, Conejo culo roto!?. ¡¡Terribles pedazos de tetas!! – gritó el Gordo, mientras se agarraba la cabeza con las dos manos.

- Que lindas que son las minas, por favor – reconoció el Chavo, a lo que todos asintieron con la cabeza y aprobaron con breves dicciones. Con razón insistimos después de cada rebote…

Durante dos o tres minutos, nadie habló sobre ningún tema, concentrándose todos en las “aventuras” que este personaje de la televisión experimentaba en la tierra. Mas de uno aprovechó para recargar su vaso de fernet con cola.

Cuando terminó la escena, el Conejo advirtió:

- Ahí me contesta la minita ésta que está en el bar de Palermo. Dice que hay bastante gente, que vayamos.

- Yo opino el que dije yo – dijo el Gordo.

- No, Gordo, vamos a un lugar mejor. Probemos con el del Conejo y vemos – pidió el Leche. ¿Cuanto sale?

- Creo que $25 pero las chicas estas conocen a los de la entrada así que por ahí pasamos – contestó el Conejo.

- Ojo que yo salí con treinta mangos nomás, eh – advirtió el Chavo.

- Yo te presto cualquier cosa – le ofreció el Leche.

- Bueno, vamos entonces? – preguntó el Conejo. Miren que son las tres, eh.

- Dale, apuren el vaso y vamos – pidió el Polaco.

Apagaron la tele y bajaron en dos ascensores. En la puerta del edificio, alguno saludo a la pasada al portero, aunque otros lo ignoraron y hasta lo insultaron por lo bajo. “Este viejo de mierda no te abre la puerta nunca, no te saluda y encima te pone cara de orto”, dijo el Gordo.

- ¡¡¡Boludo!!! ¿¿¡¡Miren quien me mandó un mensaje!!?? ¡¡¡La rubia!!! – gritó el Polaco.

- ¡¡¡Naaaaa!!! – exclamaron un par.

- ¿Que te dice? – preguntó el Chavo, entusiasmado.

- “Estas despierto? ;)” – leyó el Polaco.

- Quiere guerra, la puta madre – advirtió el Chavo.

- “Queijadepu” - dijo el Gordo.

- ¿Que hago? – preguntó el Polaco.

- ¿Que vas a hacer, pelotudo? Contestale… - le recriminó el Chavo.

- Para, para, para – interrumpió el Leche. Mirá si te hace lo mismo de la vez pasada. Llegas ahí y te está esperando para tomar unos mates con factura.

- ¿A las tres de la matina? Quiere guerra… – reafirmó el Chavo.

- Se arrepintió – dijo el Gordo.

- ¿Quien te lo asegura? – preguntó el Conejo. Por ahí la boluda esta se quedó mal porque no te dio nada y piensa que invitándote a tomar algo y charlar te compensa por la terrible moto que te hizo pasar de largo.

- No creo – dijo el Polaco.

- Por que no? – insistió el Conejo. ¿Estas seguro que es para ir al frente? ¿No estabas seguro que eso iba a hacer en tu casa? Te va a empezar a delirar con el novio. A lo sumo le robas un beso y empieza a hinchar las pelotas. “Que mi novio esto, que mi novio lo otro” y no pasas a mayores. Haceme caso, Polaquito, vamos al bar este que están mis amigas. Ahí tenemos que llevarnos algo, y de última, esta el antro del Gordo, donde no podemos perder.

- Tal cual, Pola – trató de sonar convincente el Leche.

- No se, che – dudó el Polaco.

- Hacé una cosa – intercedió el Chavo-: mandale un mensaje saludándola y preguntándole que va hacer o algo.

- “Ahítá” – dijo el Polaco y comenzó a escribir con el teclado del celular mientras decía en voz alta lo que iba tecleando: “HO – LA QUE HA CES? ES TOY DES PIER TO. VOS? POR QUE PRE GUN TAS?”. Ahí fue – confirmó el Polaco.

- ¿Para que va a ser Polaco? Es obvio – insistió el Chavo.

- No, pará, pará. Pará que conteste – dijo el Polaco no pudiendo evitar que se le refleje el entusiasmo en la cara.

- Me parece igual que se tiene que venir con nosotros – opinó el Conejo.

- Me parece que si - apoyó el Leche.

Se quedaron sentados en el cantero que esta en la puerta del edificio del Polaco. Esperaron unos cinco minutos. Mientras se pasaban la botella de litro y medio de Coca Cola cortada por la mitad, donde habían armado un “Fernet Comunitario”, con lo que quedaba de esas bebidas.

- Che, no pasa naranja, Polaco – dijo el Leche. Me esta agarrando frío.

- Esta yegua lo hizo de nuevo – se quejó el Conejo. Te calentó la cabeza y ahora esta durmiendo tranquila.

- O peor, esta chateando con el novio – metió cizaña el Leche.

- No, pará, pará, no digan esas cosas que me hace mal - volvió el Gordo a juntar sus yemas contra el esternón. Mirá si tiene web cámara y se dicen cosas... No, de en serio, que me hace mal. Soy muy sensible al amor, dijo el Gordo, actuando sensibilidad, lo que provocó que el grupo se riera bastante.

- Vámonos a la mierda muchachos – arengó el Conejo -, que si se hace muy tarde no se si nos van a poder hacer pasar.

- ¡¡La puta madre!! Otra vez me hace la cama esta yegua – se quejó el Polaco

- “Queijadepu” – exclamó el Gordo.

- Me parece que no fue precisamente la cama lo que te hizo esta mina – dijo el Chavo.

- Bueno, vamos – aceptó el Polaco.

- Tranquilo Pola que hoy la rompemos con la Punta de Lanza – se entusiasmo el Leche.

- Si, pero me bajoneó de nuevo la yegua esta – reconoció el Polaco.

- No te hagas dramas que metemos un par de tequilitas y te invito un fernet en la barra – propuso el Conejo.

- Dale – aceptó el Polaco metiéndose las manos en los bolsillos y encogiéndose de hombros.

- Ahí viene un taxi – dijo el Chavo mientras levantaba un brazo.

- ¡¡¡Ahí esta de nuevo!!! – gritó el Polaco mientras sacaba del bolsillo su celular que sonaba con un “ring tone” de un reggaeton de moda. “Nada. Sola en casa y pensando en vos. Queres venir a tomar una cerveza?” leyó de la pantalla de su celular.

- ¿Entran o no, muchachos? – preguntó a los gritos el Chavo desde el interior del taxi.

- Me voy a la bosta – dijo el Polaco mientras metía el celular en el bolsillo y miraba hacia la parada del colectivo.

- ¿¡Que!? – exclamó desde dentro del taxi el Conejo.

- Si, boludos, ¿que quieren que haga? – gritó el Polaco, ya a diez metros, mientras corría en dirección a la parada del 152, que justo venía a media cuadra. “Me voy para la casa de esta mina” fue lo último que gritó antes de subir su pie derecho al primer escalón del colectivo.

- ¡¡No, Polaco de mierda!! – gritó inútilmente el Leche. ¡Te va a volver a hacer lo mismo!.

- Que básicos que somos los hombres, por Dios – dijo el Conejo desde dentro del taxi.

- Polaco, vení para acá, la puta que te parió, Polaco – gritaba el Leche al 152 mientras pasaba frente de ellos, con el Polaco sonriente poniendo las monedas en la máquina. ¡Me cagas la Punta de Lanza la reputa madre!

- Queijodepu – dijo el Gordo.

- Y, muchachos…¿adonde vamos? – preguntó el tachero.

- ¿Donde quedaba la bailanta tuya, Gordo? – le preguntó el Leche.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La flor caída

Caminando por la calle distraído te encontró,

recostada sobre un cantero, asfixiada en dolor,

esperando que aquel otro te viera lamentar en él.

Le extrañó ver la intensa humedad sobre vos,

y, de estructura sedosa, ese color primaveral.

Lamentabas su holganza y su doble conducción.

Un pétalo sobre la calle, triste en amor y rencor.

Pero allí te encontraste con él y su fiel devoción.

Entendiste madurando a poco, que un buen libro

se escribe a diario y usando siempre un corrector.

También despacio te fuiste subiendo convencida,

siempre un tren sobre rieles, es buen prometedor

Aquel pétalo tirado, hoy es dulce y fragante rosal.

Seguro destino por delante, esperando multiplicar.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

PMY

Brillan las olas en la costa de tus caderas.

El reflejo del sol en esos ojos, que vienen

Y van con la salobre de tus labios mojados.

Tu belleza ya es ridícula para mi conciencia

Y mi entender, asombrados en cada pendular.

Calor en esas manos que abrazan de mañana.

Afable, dulce y pasiva, solo atormentada

En tu carácter, por los vientos del florecer.

Como tu arena entre mis dedos, el tiempo pasa

Y esa piel ocre me espera en cada tarde,

Con el sol reposando entre tus piernas, tibio.

Juego con el futuro y me pregunto a menudo,

Porque habré tardado tanto en descubrirte,

Sabiendo que me ha llevado poco enamorarme.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Pensamientos negros sobre oscuro.

Pienso que soy finito y perenne. Pienso que no soy especial. Tyler tenía razón cuando me taladraba la cabeza con su megáfono en la huerta. A todos le debe haber pasado algo parecido. Nadie es especial en definitiva, no? Tampoco esto. Todo lo contrario. Es ordinario y regular. Si su éxito depende del marketing, no termina diferenciándose de un paquete de galletitas nuevo. O la cerveza aguada de la tele. Hasta ahora, nada interesante. Nada para comentar. Nada que motive. Todo lo contrario. Todo lo contrario. Escuchar el viento en contra que exige explicaciones, no es atractivo, sobre todo cuando estas con la campera abierta. Desmotivado no es la palabra. Ella es seguramente un término que incluya la frase "hinchado las pelotas". No voy a explayarme sobre esto. Yo me entiendo. Esto no le interesa a nadie. En fin, esto, nada de especial. Igual que los domingos. Igual que este domingo. Tantas veces me esforcé por conmoverte y los sandwiches de miga se me terminaron secando. Esto va a morir. Con seguridad. Va a morir porque no tengo nada interesante que comentarte, sino es tras el manto del misterio, el olvido y el anonimato. El futuro esta allí mismo. Donde nadie espera nada, porque a nadie se le hicieron promesas. El riesgo es breve y la ganancia amplia. Allí estaré entonces, tras la cortina. Los ojos estarán cerrados. Las yemas estarán calientes y yo mas solo que nunca, ¿feliz?.

lunes, 23 de agosto de 2010

La felicidad es toda Mía.

Las perlas tan castañas,

muestran tu necesidad,

mezcladas con cariño.

Te entrego mi corazón.

Espero que nunca me dejes.

Espero vivamos por siempre,

rodeados con tus cabellos

y juegos de distracción.

Sos la alegría de mi casa,

la felicidad es toda Mía.

De mi podes hacer un nudo,

decidir sobre mi futuro,

si con esa cara me buscás.

Te amo con todo el alma.

Jamás semejante he sentido.

Nunca más tendremos frío,

si ya es familia este trío.

Las dueñas de mi corazón.

Aquí conmigo (dame fuerza, coraje y serenidad).

La inmensa gloria es toda propia,

si la espera tuvo lucha y sacrificio.

“Reflejos, paciencia y velocidad”.

La esfera que busca el resquicio,

Hermosas marcas en su rebotar.

Una y otra vez vamos juntos,

“dame fuerza, coraje y serenidad”.

La espera en el viejo pensamiento,

anhelos guardados en el corazón,

el orgullo propio es miel del alma.

Las herramientas aquí conmigo,

“Reflejos, paciencia y velocidad”.

El dorado de los bellos sueños,

y el azul del amigo mar del sur.

Comentarios lejanos y frescos,

Tímido, galardones merecidos.

“Dame fuerza, coraje y serenidad”.

Escúchame, otra vez, te lo pido.

Aunque esto no merezca sentido.

Toda mi devoción te he prometido.

Aquí conmigo, San Expedito.

Lindo Pacto

La constancia y lealtad de aquel lindo pacto,

Se mantienen a fuerza de sangre y soledad.

Si en cada curva abierta, el nuevo destino,

Al que busca ahora, rechazado en sacrificio.

Mirando el frío y brillante oro que reluce.

el mar azul planchado sobre su cabeza,

La música en la espalda se oye pendular.

Es cuestión de esperar y dejarlo pasar, pasar.

Salir a pedir un cambio por minutos, algunos.

En un encaje, vestirse de extraños para actuar.

Afuera juegan esas gordas, todo tranquilidad.

viernes, 20 de agosto de 2010

Encuentro (en los ruidos de la noche)

Marcio miró hacia su costado derecho y vio la sombra pasar tras de si. Estaba descalzo en la cocina, eran las cuatro de la mañana. Se dio vuelta y la luz de la heladera abierta marcaba un camino que se iba de la cocina (“¿Otra vez lo mismo?”). El miedo y las manos sudadas. Las historias de espíritus siempre fueron pelotudeces, pensó. Caminó hacía el living, prendió la luz y revisó detrás de la puerta para ver si había alguien.

Estaba cansado de escuchar voces y sonidos en el teléfono, encontrar humedad en el espejo del baño o el sillón, templado y rugoso. Volvió a la cocina, nada. Fue hasta el living nuevamente y vio la puerta que daba a la sala, entreabierta. No recordaba como la había dejado antes de salir, pero en general siempre estaba abierta (“¿Y que carajo le voy a hacer con un tramontana en la mano? ¿Una picada?”). Entró en la sala y recorrió de un golpe la habitación. Nada. Pero la cortina bamboleaba en un movimiento envolvente, hacia delante y hacia atrás. Fue a cerrar la hoja del gran ventanal. Estaba cerrada. “La puta madre”. Sintió un crujir en las escaleras y salió corriendo hacía allí, tomando a la pasada la linterna sobre la mesa de llaves (“Quién carajo dejó la linterna ahí?”, pensó). Cuando llegó al piso de arriba se arrepintió de su apuro. No quería más que confirmar que no pasaba nada y tampoco tenía intenciones de hacerse el héroe. Prendió la luz del pasillo y dio lentos pasos mirando hacia el interior de las dos habitaciones. La pieza con la computadora no parecía dar señal alguna. Pensó que la única posibilidad estaba en la habitación de él. Ingresó con prisa mientras prendía la luz. Miró la cama y allí estaba durmiendo, como siempre. “¿Puede ser que ronque tanto?”. Se acostó y dejó de soñar.

La mirada del portero

Entró. Estaba solo en la habitación, minúscula, sucia, oscura. Daba pasos hacia los costados, hacia delante y atrás, en el poco espacio disponible. La cama estaba recién tendida y el cubrecama raído le daba asco. No sabía si sacarse la campera o no. Ensayó sentarse displicentemente en el borde derecho. Cuando apoyó su mano izquierda en el cubrecama, sintió un escalofrío por la espalda. Confirmó inmediatamente que era una mala idea. “Acá es donde lo roban al boludo”. Pasaban los minutos y le parecía que en cualquier momento caía el móvil de Crónica. Se abrió la puerta y entró, le preguntó si estaba bien, escuchó, trató de responder a su queja, le propuso un cambio, insistió, le abrió la puerta. El ascensor bajaba, el aire entraba mejor por sus pulmones, y ya no le importó tanto la mirada del portero.

Aquella suerte

Por un segundo de aquella suerte,

Desvelan la espera sus margaritas.

Prosperan en suspiros, más de mil sueños.

Anhelos tan bajos como escondidos,

Se juntan, en el rincón, los corrompidos.

Se fuerzan las negativas y se callan las ansiedades,

Se muestran las impaciencias, se tientan atrocidades.

Efervecente espuma derramada, se muere por su caída,

eterno recogimiento, silencio asesino y doliente.

La naturaleza es responsable, el entorno y su tentativa.

No hay culpa en el tormento, si lejos se ven glaciares.

Feliz el tiempo de espera, si ella es reposada.

Mejor no soplen vientos, si cerca no hay reparo.

Y si el fuego duda y teme, mejor alejar maderos.

La llama viva de sus alturas, ojala se apague pronto.

lunes, 18 de enero de 2010

Puntless

Me mudé me fui de vacaciones me case compre un perro compre un auto no quiero escribir mas no me molesten para que preguntan si después critican si los que leen son los que no les gusta y acá no entra nadie porqué pusiste eso que quiere decir sos vos al pedo esperar ansioso no escribís tan bien el comentario que no viene sos aburrido no sos original hay cada boludo comentando no te vendes no haces comentarios en otros lados dedicate a otra cosa entrá mas seguido ponete a pensar en eso voy a abrir uno nuevo voy a escribir deloquesemecantesinautocensura no sos vos soy yo que no tiene nada que ver con vos que es un cuento que es una idea que es un pensamiento que se me ocurrió viendo a fulano que no me hinches mas la pelotas que carajo critican si es un blog personal no estoy inspirado hay cada pelotudo que tiene treinta comentarios la gente comenta cualquier boludez pero comentan bilardo o menoti para que lo haces necesitas algo te gustaría escribir como el sino lees nada si escribieses lo que queres irías preso estarías solo me estoy muriendo me estoy acabando después de mi el vacío

viernes, 18 de diciembre de 2009

Felicidad

8.30 hs. El auto en primera por la costanera. A la izquierda el mar pacífico y sus miles de luces por el sol. Este, amigo, abrazando la cara y el brazo, acodado sobre la ventanilla baja. La brisa acompaña en un refrezco de paz. Coldplay en la radio. Las gafas de sol y la sonrisa. La sonrisa.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Turno

- Si, buenas tardes. Si, es el consultorio de la Dra. Pestorutti. Si, hacemos evaluaciones neuro - cognitivas por Alzheimer. Si, bien. Dejeme ver…Martes 17 a las 14.30 hs. ¿Puede?...Bien. Si...¿No lo quiere anotar mejor?

Rebote

El reportero vivía la noticia profundamente. A cada paso sus nervios se nutrían del ambiente que lo rodeaba. Eso se notaba en sus notas. Su prosa evidenciaba realidad. Un golpe fáctico directamente a la mente de sus lectores.

Volvió de cubrir la inundación, y se metió en la pileta del hotel. Volvió de reportear al guardabosque por el incendio de las sierras, y se prendió un habano. Hoy lo vi entrar en el cabaret luego de entrevistar a esa estudiante de medicina que acusa de violación a su profesor.

jueves, 26 de noviembre de 2009

Un saludo al respeto

¡Y si, Señor! Es así. Ahora le sangra toda la boca y no comprende, pero usted se lo merece. Si, Señor. Usted se lo merece. Tome un pañuelo. Ahora le explico. Si, haga presión sobre la nariz que también la tiene toda rota. Vea. Si. Cállese un poquito y escúcheme. Cállese que sino le doy de nuevo. Déjeme que le explique: usted me ha faltado el respeto. No es la primera vez. Si, usted. No me interrumpa que le doy. A mi no me interesa quien carajo es usted y mucho menos quien se cree que es. Si, usted. Realmente no me importa si es el dueño de este edificio, el presidente de la empresa o quien carajo mas: a mi usted me saluda como corresponde. Cada vez que me lo cruzo en la entrada o la puerta de la cocinita, abajo o donde sea, usted me tiene que saludar bien. Si, usted. Usted no me deja nunca mas con el saludo colgando. No me importa que yo sea el último pinche de esta empresa. ¿Y sabe por que? Porque el saludo no tiene nada que ver con las jerarquías. Tiene que ver con el respeto y la humanidad. Guarda que se le esta manchando toda la camisa de sangre. Y bueno, lo hubiese pensado antes. Ahora míreme. Acá, acá arriba. Deje la camisa que ya esta arruinada. ¡Me chupa un huevo la camisa! Cállese. Bueno, cállese entonces y no lo cacheteo más. ¿Me entiende? Se la mereció. Si yo a usted le digo “Hola”, usted me contesta “Hola”. Si yo le digo “Buen día”, lo mismo. Si yo le estrecho la mano, usted la agarra primero y me mira a los ojos, y no como el otro día en el ascensor que siguió mirando y charlando con el pelotudo del gerente de finanzas. Otro pelotudo que ya se la voy a dar. Bueno, bueno. Déjese de quejar que tampoco le di tan fuerte. ¿Le duele mucho? Bueno, bueno. El piso después se limpia. A ver, agarrese de mi hombro que lo llevo hasta la enfermería. ¿Puede caminar?

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sepan...

Sepan ustedes que lo hago porque es lo mejor.

Sepan que me cuesta mucho la decisión.

Entiendan, si pueden, que uno las raíces las trae en la sangre.

Comprendan que allá esta mi familia y mi proyecto.

Pero sepan que es lo mas difícil que he tenido que hacer.

Sepan que los voy a extrañar a diario.

Sepan que van a estar en mis anécdotas por siempre.

Sepan que estaré siempre con ustedes. Sepan que lo voy a intentar.

Sepan que ya he vencido la distancia. Y que también lo haré por ustedes.

Sepan que fueron mi sostén todos estos años.

Sepan que fueron mi familia en esta jungla. Que los encontré en cada tropiezo.

Sepan que me han hecho feliz y eso es lo que se me está quemando el pecho.

Vean que la alegría de la vuelta se empaña por esa imagen del despido.

Sepan que me van a hacer mucha falta.

Y por esto estaré siempre regresando.

Sepan que por eso es mi cara y por eso mis silencios.

Sepan de mis lágrimas en este momento.

Sepan, siempre, que los quiero mucho.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Con todo respeto

Me encanta cuando la gente dice "Con todo respeto...", "No es por desmerecer..." o "Sin ofender a nadie..." para luego decir una frase que contradice la introducción. Hoy escuchaba a un periodista decir "Sin desmerecer a nadie, los jugadores del fútbol uruguayo son notablemente inferiores a los argentinos".

lunes, 19 de octubre de 2009

Retrato de una madre

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados; una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud; la mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños; una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la ingratitud; una mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura del león; una mujer que mientras vive no la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla de nuevo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo acento de sus latidos. De esa mujer no me exija el nombre si no quieres que empape de lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi pasar en mi camino. Cuando crezcan vuestros hijos, léanles esta página, y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí para vosotros y para ellos, un boceto del Retrato de su madre.

Monseñor Ramón Ángel Jara

domingo, 27 de septiembre de 2009

Domingo

Domingo lluvioso de mate y tortas fritas.

Diarios hasta la una, en la cama desordenada.

Domingo de tonos grises, y bucólicos placeres,

Noquis con estafado y bastante fiaquita.

Siestas reparadoras, domingo por la tarde.

Tarde de somnolencia y depresión para el lunes.

Agonía del fin de semana, tristeza desde temprano.

Noche de cansancio y pizza con cerveza.

jueves, 24 de septiembre de 2009

No es personal, es Personal

- ¿Pero no quiere conservar la línea con tarjeta?.
- No, quiero darla de baja.
- Pero es una línea de varios años con beneficio que hoy en día no se consiguen. Esta empresa privilegia a sus clientes mas antiguos.
- No, te dije que quiero darlo de baja.
- ¿Por que?
- Ya te lo expliqué.
- Bueno. Igualmente, le sugiero que conserve la línea.
- No quiero.
- ¿Y no podría dejársela a algún familiar o amigo?
- …
- Es una línea muy conveniente.
- Te dije que no.
- Porque si usted…
- Mirá, Flaca, yo se que no es tu culpa, pero estuve 45 días esperando un blackberry de la empresa de ustedes. Fui ochenta y cuatro veces a distintas oficinas. Lo necesito para laburar. Mandé mails, llamé a Atención al Cliente. Incluso avisé que me iba a cambiar de empresa si no me daban solución en breve. Esperé dos semanas después de eso. Voy, compro el equipo en otro lado, pido la baja, y ¿al otro día ustedes me avisan casualmente que tienen el equipo? No, mirá, todo bien pero no quiero nada mas con Personal.
- Comprendo señor, pero usted tiene la posibilidad…
- No, no entendés Flaca, no me digas nada más que nos sea que me das de baja la línea.
- Pero Señor, es un beneficio que le estamos dando…
- ¡Beneficio las pelotas! …Perdóname…
- No, está bien, no se preocupe. Se lo digo porque usted puede tener una segunda línea con tarjeta para…
- No lo puedo creer…
- Si, ¡créalo!
- No, que no puedo creer que sigas con esto.
- Es que es muy conveniente.
- Mira, vamos a hacer una cosa. Si lo próximo que me decís no es “doy curso a la baja de la línea”, voy a cortar y pido la baja en Defensa del Consumidor.
- …
- No quiero escuchar otra cosa.
- Está bien, Señor. Le transfiero con el sector que tramita la baja…

[Música de espera por cinco minutos].

- Buenas, tardes. Aquí tengo su solicitud de baja. ¿A que se debe el motivo?
- Ya lo expliqué a la otra chica.
- Si, aquí lo tengo anotado.
- …
- ¿Pero no quiere conservar la línea con tarjeta?.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Sorna

Ella, con el pelo teñido de cuantos colores encontró. El maquillaje color negro, igual que su ropa. Él corría en sentido contrario con su remera del Stade France, zapatillas brillantes y jadeo profundo.
Se miraron y rieron, cada uno por el otro. "Quién habrá muerto?" y "Que pelotudo" fueron sus pensamientos en esos momentos de sorna. Ambos pensaron unos cuantos metros en el otro. Ambos se sintieron culpables. Ambos se arrepintieron.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Pantuflas

Roció el alcohol sobre los colchones y harapos, y encendió decidida el fósforo con el que incineró el precario asentamiento armado en la vereda. Apuró sus pantuflas hasta la puerta del edificio e ingresó sin mirar hacia atrás.
Bajó a la media hora cuando las sirenas dejaron de sonar. El fuego parecía controlado.
Con la gente que se había reunido detrás de la cinta de seguridad puesta por los bomberos, comentó “Si, pobre muchacho. Pero era un maleducado. Insultaba a la gente que pasaba y hasta las escupía. Gente sin oficio ni beneficio”. Se dió vuelta y, despacio, dirigió sus pantuflas y ruleros hasta el sillón de su casa.

martes, 15 de septiembre de 2009

Original

"Desde que como el nuevo yogurt Activia con biopuritas..." - decía la voz en off de la tele mientras una mujer de unos treinta y cinco años introducía una cuchara en su boca con cara de placer absoluto - "...cago como un rinoceronte" - acotó Marcelo.

Elena, su mujer, ya no se molestaba en decirle que era un guarango, porque lo mismo él iba a agregar su comentario para después hacer su risotada de boca abierta, exagerada y sonora. De hecho, él ya tenía las publicidades marcadas y, cuando empezaban, sonreía y esperaba su momento. Cada vez que había una publicidad con productos para aliviar la pereza intestinal femenina, él acotaba algo. Después que la voz en off daba el pie, él hacía su show. Y tenía un variado abanico de comentarios: "Desde que probé el nuevo cereal de ciruela con fibras del monte Peperonato", el agregaba "...entorlo la porcelana", o "...me pistonean las cacarias" o "...me ronronea la escarapela".

Estuvo jodiendo con eso como tres semanas, hasta que se acordó de comentarlo con los muchachos en el café de los martes. Cuando lo hizo, a punto de explotar en una de sus máximas - con el dedo índice en alto -, la mayoría empezó a exponer entre gritos y festejos sus titulares: "venteo el ojo de pollo", "disparo la cacorna" y salvajadas de ese tipo.

Marcelo rió gentilmente y hasta asintió un par de veces ante nuevas intervenciones. Rápidamente cambió de tema y le empezó a dar a Maradona por lo hecho en las eliminatorias.

Nunca más jodió mientras escuchaba una publicidad sobre aceleradores del tránsito lento.

lunes, 14 de septiembre de 2009

El secreto del abrazo

En el sudor de estas telas, vuelan bajo tus caderas.
Imagenes del encuentro y miradas del recuerdo.
Paso revista por los huecos que han quedado entre mis dedos.
Vuelvo a oler entre mis brazos el perfume de tu cuello.
Pienso entonces en el momento en que nos hemos conocido.
El secreto del abrazo y la sensación de fermento.
Los días que pasan enteros y se vuelven madrugadas.
Las noches que no tienen encierro y las voces encantadas.
Tus pelos en el reflejo de la luz y las cortinas.
La sed del fuego violento y las vueltas de la vida.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Oscuridad

Oscuras las emociones que no se pueden expresar.
Lesivas acusaciones y celos al regresar.
Vacío es ese sonido, que sigue tras su mirar.
Dolor en sus ideas, tropiezos al caminar.
Espejos de sus temores y tumbas de la verdad.
Secretos entre sus dientes, brillante sinceridad.
Visiones allí en su frente. Mentir es desconfiar.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Colorblind

[Boton derecho del mouse, aquí, y abrir una ventana en una ventana nueva ]

I am colorblind
Coffee black and egg white
Pull me out from inside
[Puerto Madero y su viento frío le daban en las mejillas coloradas. Los ojos también lo estaban]
I am ready
I am ready
I am ready
I am
Taffy stuck, tongue tied
Stuttered shook and uptight
Pull me out from inside
[Estaba seguro que iba a decir que si. Lo estaba verdaderamente. Todo un golpe]
I am ready
I am ready
I am ready
I am...fine
[Su primera apuesta. Su primera derrota. Ese nudo en la garganta]
I am covered in skin
No one gets to come in
Pull me out from inside
I am folded, and unfolded, and unfolding
["¿Porque dijiste que no? ¿Acaso no lo viste venir? ¿Porqué me dejaste llegar hasta ahí? Yo nunca quise ser tu amigo..."]
I am
colorblind
Coffee black and egg white
Pull me out from inside
I am ready
I am ready
I am ready
I am...fine
I am.... fine
I am fine
[La música suena, él piensa y Puerto Madero sigue golpeando con su frío viento]

viernes, 28 de agosto de 2009

Tus huellas y sus esquinas

Como en un flash, nadie lo mira alrededor. Ese tipo de oscuridad no podía ser notado por nadie más. Dejándose arrastrar por ruidos internos, locuras y demonios, que despejaban su mente hasta que el mundo lo volvía a golpear con sus puños. Un esclavo dándole un baño de luz a sus retinas, esperando que el ruido lo venga a buscar. “Yo te quiero conocer igual”, al limite de sus ojos y su conciencia. Solo él y nadie más.
En algún pliego secreto, allí debajo de su corazón, todo escrito estaba. Las huellas pequeñas llegaban hasta la esquina y desaparecían. Rindiendo exámenes de conciencia, nunca supo de que estaban hablando. Lucía tan atractiva hoy. Pero se paro y se fue, por aquella esquina. “No solo era acostarme con vos“. “No juegues así conmigo, soy así de simple“.
Su casa era un abrazo con aromas, con adoquines en los pisos y chapas en los techos. Lo asustó un instante de sinceridad, tosiendo la verdad. Una guerra entre dos buscando su lugar. La soledad, sombría, perdió su naturaleza divina. Por las noches, desespera. Camina por el cuarto, el baño, la casa. Baja las escaleras y mira para la esquina. Se hace de día y ya no cree ver las huellas. Lo importante es olvidar. Sentado sobre el escalón de ladrillos viejos, mojados por la lluvia reciente, no le interesaba la humedad en su pantalón. Sus manos estaban hace rato sobre su rostro, presionando hacia abajo. Los parpados arrastrados dejaban ver la parte interior de sus ojos, entre amarillentas y moradas.
No se que son aquellas luces“, otra vez, que buscan la imitación arrogante del silencio y la oscuridad. Las luces van y vienen, golpean los parpados ahora cerrados. Oye un cometa gritar. “Arrogante yo“. “Cagon, te vas de bruces“.
Su cabeza esta llena de grietas, cubierta de farsas, el presente repite el pasado y el tiempo no para. “Vos me estas mirando y yo voy a caer, colgado en tu sien, desaparecer una vez mas. No me ves pero ahí voy, detrás de tus pasos y huellas, ahí voy, en busca de mi prisión con llaves que solo cierran“. La lluvia de nuevo le pega de frente con sus piernas que tropiezan sus rodillas. Cada vez que llega a la esquina es otra cuadra que debe recorrer, detrás de una esperanza eterna. Un pacto para vivir, le propuso. En los restos del amor que quedaba en aquella conversación. Un camino recto y simple para sobrevivir. Ella no acepto. Se paro y se fue. No solo quería acostarse. Se lo dijo. Desenlace en un cuento de terror, que ahora lo trae caminando. Buscando ya casi otro cuerpo, otra voz, consumiendo inviernos, para salir de ella, intoxicado, loco y sin humor.
No me hubieras besado esa noche, porque esa misma noche encontré el amor. Como te extraño mi amor porque será, me falta todo en la vida si no estas. Te extraño tanto que voy a enloquecer“. Confía en el paso del tiempo como otra solución para encontrar la calma, se arrodilla en su pecho para encontrar la ternura perdida, en los brazos ajenos, esporádicos y tarifados. Nadie espera por el. “A ver si alzando las copas forajidas vienen un cielo de enfermeras para lamer sus heridas de amor. Una enfermera del amor. Por las noches la soledad desespera”.
Si hiciera una lista de sus errores. De los menores hasta los peores. Expusiera sus heridas, los fracasos y mentiras. Arriba estaría ella, sus huellas y esa esquina. Con la paciencia del mar esperará y, de sus olas, la confianza y la fuerza. Si hiciera un viaje a sus adentros y sobreviviera a los lamentos. “Necesitaría fuerzas para decir cuanto lo siento”. Si volviera a comenzar, no tendría tiempo de reparar esas huellas y sus esquinas.

jueves, 27 de agosto de 2009

La cobardía de un fuego violento

Los gritos me despertaron bruscamente. Levanté la cabeza y mi litera estaba ahí, frente al kiosco sobre Avenida Corrientes. Con los ojos entrecerrados alcancé a ver el humo que salía de un edificio, en frente en diagonal. Detrás del humo, las olas del fuego iluminaban el techo y las paredes de una habitación del tercer piso. Confuso, no le di mayor importancia y hasta pensé que era hermoso.
Cuando me reincorporé segundos después, la calle ya había sido ocupada por decenas de curiosos y el fuego, violento, ya había tomado ese piso, otros y el edificio continúo. Los gritos y la desesperación de la gente sonaban angustiantes. La velocidad en que se propagaba el fuego era sorprendente. Ojala tuviera esa voluntad en mi vida, pensé.
Había gente que saltaba directamente desde las ventanas para escapar del infierno. Algunos conseguían caer parados. Otros no.
Un policía, algo gordo, salió del edificio y con movimientos laterales de sus piernas, enfrentándo al público, exigía con sus brazos y a los gritos que colaboren en el socorro de las víctimas. Solo unos pocos le hicieron caso.
Tomé en dirección hacía la esquina, corriendo, dejando atrás los pocos harapos que hacían mi cama. Sentí vergüenza de mi cobardía, pero no creo que alguien se haya dado cuenta.

martes, 18 de agosto de 2009

Romance de Guillermo y Pamela (por Daniel Perez)

El romance comenzó
De manera muy humana;
Guillermo tenía un amigo
Y el amigo tenía una hermana.

Señorita muy valorada,
Rubia, menuda, galesa,
Dueña de muchas virtudes
Y de ojos color turquesa.

No quiero entrar en detalles
Ni mencionar cierta esquela,
Baste decir que Guillermo
Se encandiló con Pamela.

Ella entonces cursaba
Su querida psicología
Mientras él tragaba libros
En la facu de abogacía.

El asunto no fue fácil
Porque vivían muy alejados;
Saltaban de bus en bus
Como bichos enamorados.

Fueron pasando los años
Y la cosa se empiojaba;
La novia andaba ceñuda
Y el novio se le escapaba.

Cuando él se recibió,
Rápido como un potrillo,
Ya no podía esquivar
El asunto del anillo.

Pero siempre existen recursos,
¿Quién dijo: no hay tu tía?
Guillermo se puso bravo
Y empezó una maestría.

Había que esperar también
El título de Pamela,
Para llegar al altar
Sin deber nada a la escuela.

En resumen, caballeros,
Siete años duró el noviazgo,
Muchos ya se olfateaban
La llegada del hartazgo.

Pero el novio era de ley;
Rápido como una flecha
Compró el anillo un día
Y la cosa estuvo hecha.

Pamela, mi dulce flor,
Mi hermosísima princesa,
Quiero casarme con vos
Y poner sushi en la mesa.

Quiero una linda fiesta
Con champán y con helados,
Para que chupen y bailen
Toditos los invitados.

Así empezó la historia
De este lindo casamiento,
A las promesas sinceras
No las disipa el viento.

(Daniel Perez) - Ingresar aquí.

jueves, 13 de agosto de 2009

Empanada

"Decí "Empanada"...Estoy embarazada" (Alfredo Casero - Tratame Bien - 12/08/2009)

Estampitas

Parroco: ¿Porqué haces eso?
El Alemán: Porque hice una promesa.
(La gente que estaba por ahí, cerca de la puerta de salida, comenzó a mirar curiosa)
P: Para hacer esto me tenes que pedir permiso a mi.
EA: A si?
P: Si. Y además tenés que hacerlo después de la celebración.
EA: Pero no estoy molestando a nadie. Estoy en la salida. Y se las doy a quienes se están retirando.
P: No importa. Una vez que termine, entregas lo que quieras. Pero del lado de afuera. ¿Sabes cual es la mejor forma de cumplirle una promesa a San Expedito?
EA: No, ¿cuál?
P: Viniendo a misa.
EA (visiblemente ofuscado): Mire usted. Y para regalar estampitas del otro lado de la puerta, ¿también le tengo que pedir permiso a usted?
P: Si.
EA: Mire usted.


P: ¿Sos de la zona?
EA: Si (cortante).
P: Tenes que venir más a Misa.
EA: Aha (con cara de orto).
P: Te enojaste…
EA: Por supuesto.
P: ¿Por que?
EA: ¿Que le parece? Ud. no es quien para venirme a decir si puedo repartir estampitas o no, ni adonde. La Iglesia en definitiva no es suya.
P: Si, es mía…y tuya.
EA: Entonces tengo todo el derecho de regalar estampitas.
P: Si.
EA: Y tampoco tiene el derecho a decirme lo que prometo, a quien le prometo y como lo cumplo.
P: Te enojaste…
EA: Por supuesto.

martes, 4 de agosto de 2009

Segundo trago

"Cuando los hielos del wiskey se derriten, se forma un segundo trago" (The Office).

Tintorro

"¿Y porqué estas en el baño tomando vino?" (P.L., 01/08/2009).

lunes, 20 de julio de 2009

Prioridades

"¿Que preferís? ¿Tener razón o ser feliz?" (I. Williams, MSN).

Corriente

"Así es, mi amigo, me he cansado. He luchado contra esta corriente y he resuelto renunciar. Podría salirme del curso del río y tomar aquellos caminos pero, en el fondo, es cierto, el agua es mi lugar. He perdido y son inútiles mis brazadas en contrario. Todo lo quiere, todo lo puede, y todo lo consigue, este caudal revoltoso, rebelde y dictatorial. Mas que decidirme, me he dado cuenta. Lo he comprendido. No tiene sentido, si uno quiere vivir su humedad, el contrariar su viveza. No lleva importancia cualquier esfuerzo en contra sentido. Quedan muy pocos salmones y, sin dudas, yo no soy uno de ellos. Este río sordo pero no mudo ha logrado doblegarme. Ha encontrado mis flaquezas, acabó con mis reservas, conquistó mis voluntades.
Es así mi amigo, hoy se abre otro camino. El camino de la corriente, el pasaje del silencio y la ruta de la singularidad
".

jueves, 16 de julio de 2009

Olvido

Miré, en el fondo, el espacio vacío de la cómoda y allí estaba.
Un sentimiento escondido, de varios años hasta ver la luz.
Caído y olvidado, estaba cubierto en polvo y susurros, como si me quisiese decir algo y sus voces se hubiesen retirado, hace tiempo.
Lo tomé con ambas manos y lo puse frente a mi. Lo miré con ternura, y le dije que me perdone. Le acomodé los suspiros y lo llevé hasta mi oído. Las voces seguían imperceptibles y mi corazón comenzó a ponerse gris.
Tomé una de las lágrimas de mis mejillas y humedecí sus labios. Volvió a intentar hablar. Esta vez el hilo imperceptible de voz, logró reforzarse hasta emitir algún sonido engañoso.
Caí sobre mis rodillas y no pude contener el llanto y mis voces de lamento. El pecho cerrado encorvó mi espalda y apoye el sentimiento sobre mi boca.
Lo miré nuevamente y fue él quien tomó varias de mis lágrimas para refrescar su cara.
Me hizo señas para que me acerque. Lo hice hasta apoyar una de mis mejillas contra él.
Me abrazó y se apoderó de mi, mientras mis manos fueron a cubrir mi rostro.
Se acomodó frente a mi oído nuevamente y susurró con vigor: “Soy tu tristeza”.

El pez por la boca muere.

6 de Febrero de 2009.

Gaby, fanático de River, 45 años: Este campeonato, bosteros, olvídense. Con el Muñeco y el Ogro Fabbiani, son boleta.
Yo, sosteniéndo el celular en alto con la función de grabador encendida: ¿Y que me decías del Milán?
Gaby: ¡También! El Manchester, el Milán…¡que vengan todos! El Fenerbache, ¿cuál mas? El “Ackman” holandes. Que venga el Porto, el Porto…

miércoles, 8 de julio de 2009

Valores

Millions of people, everyone out for themselves.
Can this really be the only way?
No.
Here's to honour;
and to gallantry, long may it live.
Here's to doing the right thing,
to giving a damn.
Here's to the straight-talkers;
who give their word,
and keep it.
Here's to freedom,
wherever you find it,
and to knowing the true meaning of wealth.
Here's to the brave among us;
Here's to a code of behaviour
that sets certain men apart from all others;

Here's to us.

(ver video)

Subtelandia

El que escucha música con auriculares, mueve la cabeza y toca una batería imaginaria. El que se hace el dormido para no ceder su asiento. El que agacha la cabeza para no ceder su asiento. La señora que resopla porque no le ceden el asiento. El que quiere sentarse aunque solo haya 10 cmts. de espacio. La petisa que llega cagando a las arandelas para agarrarse. El nene que te quiere dar un beso. La que quiere subirse antes que se baje la gente. El que se sube y mira para todos lados en busca de un asiento libre. El que se tira de cabeza para sentarse, una vez que ve ese asiento. El que se encara la minita del vagón, de parado y de la nada. Los que hacen sonrisas escuchando al lancero. La minita que se hace la boluda pero le sigue el juego. El que se agacha para ver el cartel de la estación. El que entra corriendo para que no se le cierre la puerta. El que no llega y se engancha con la puerta por la mitad cuando esta cerrando. El turro del guarda que le cierra la puerta a ese boludo. El que empuja para entrar. El que lo putea y le dice “¿¿¡¡Donde queres que vayamos, la puta que te parió!!??”. El punga que esta vestido con traje mersa y camisa de colores vivos, y relojea para ver a quien puede afanar. Los turistas que estan con caras de contentos. La parejita que va apretando. Las adolescentes que gritan. Los freaks. Los que miran a los freaks. El que se la pasa mirando a las minitas que están buenas. El que se queda dormido, se despierta en una estación y sale corriendo. El que le pedís permiso y no se corre. El que pide permiso y el que no. El que va en su mundo, mirando a la nada. El que le lee el diario al de al lado. El que mira a todo el mundo.