Hubiese dicho lo siento, si hubiese sabido que eso te iba a cambiar tu opinión.
Pero se que a esta altura, he dicho demasiado y he sido antipatico.
Traté de reirme, cubrirlo todo con metiras. Traté y me reí de ello, ocultando las lagrimas de mis ojos, porque los hombres no lloran.
Me tirado a tus pies y rogado tu perdón, suplicado. Pero se que ahora es muy tarde, y no hay nada que pueda hacer.
Así que trato de reirme de ello, y cubrir todo con mentiras.
Trato de reirme de ello, ocultando las lagrimas de mis ojos, porque los hombres no lloran.
Te diría que te amaba, si supiese que te quedarías, pero se que no tiene sentido. Tu ya te has ido.
Menosprecié tus limites. Te presione demasiado. Te tome a la ligera. Pensé que me ibas a necesitar mas.
Ahora haría casi cualquier cosa para traerte a mi lado. Pero solo seguiré riendo, ocultando las lagrimas de mis ojos, porque los hombres no lloran. Los hombres no lloran.
Algún día contaré la historia detrás de esta canción.
Por ahora, gracias R. Smith.
La liberación literaria de un sistema de estructuras, para volcar en palabras dislocadas las inspiraciones que quedan afuera de legales rigideces.
jueves, 12 de julio de 2007
martes, 10 de julio de 2007
El pendular sentido de mis pensamientos...
Suelo hacerme esta pregunta cada vez que estoy a punto de entrar en crisis marital. No estoy casado, aunque mi novia pasa largas temporadas en casa. Me gusta. De hecho, yo se lo pido y se lo recrimino sino lo hace. Pero continuamente estoy viajando entre la ambivalencia de sentir la madurez del compromiso y sus ganas de iniciar un proyecto conjunto, y el “urañismo” del neandertal que solo quiere que, básicamente, "no le hinchen las bolas" y poder desligarse en un santiamén de, por ejemplo, esa carga psicológica que supone tener a la patrona con cara de orto al lado nuestro, sin saber por que. Ocurre todo el tiempo. No me digan que no.
"Suelo hacerme esta pregunta” iniciaste, dirá algún detallista. En realidad no es ninguna en particular. Es una incertidumbre que me acompaña por estos días. Como dije, voy y vengo en ese péndulo craneal que me arranca estados de ánimos encontrados. Existen ataques de amor y de impotencia - ira, que llevan las cosas a sus extremos, ida y vuelta.
Tengo muchos amigos, por suerte. Bah, mas que amigos, amigotes. Amigos, amigos, no tengo más de diez. Tres o cuatro que son como hermanos del alma. De los primeros que mencione, tengo arriba de cincuenta. El caso es que encuentro mas de ese número de opiniones respecto de esta duda que me golpea hace un tiempito. Básicamente es que las minas han sido creadas para hincharnos las pelotas a los hombres, y que te tenes que acostumbrar. Eso. Te tenes que acostumbra, y hay alguno que hasta dice que eso es bueno, porque sino te están rompiendo las pelotas, es porque algo malo te pasó o te esta por pasar.
Cosa rara esta de la monogamia, el amor y las parejas. Me parece ver todavía a mis viejos en la cocina de casa discutiendo folclóricamente por cualquier cosa. Al principio me ponía del lado de la vieja, por ciertas cuestiones del viejo que hacían mas a su masculinidad y forma de ser, que a otra cosa. Pero con los años me empecé a poner más del lado del viejo, sobre todo al simpatizar con él en ciertas discusiones. Verme reflejado en ciertos nudos dialécticos con mi novia, me hace acordar a muchas de aquellas discusiones de mis viejos. Más de una vez me encontré a mi mismo utilizando los argumentos del viejo, ante un estiletazo de la “femineidad”. "¡¡¡¡La diferencia es que yo pido disculpas y vos nunca te equivocas!!!!". Sabiduría paternal pura.
Lejos de mí en este espacio dar una sentencia definitiva ni declarar un ganador en esa lucha paternal de poder. Nada más lejos. Ambas partes tenían razón en diversas oportunidades. Simplemente, advierto que el tiempo ha pasado y me he visto comprendido en este tipo de discusión que, advierto, tiene tantos años como el jardín del Edén.
Lo cierto es que las mujeres nos rompen las pelotas con su carácter, con su forma de ser, con lo que pretenden de nosotros, y lo que no quieren también. Eso es, nos rompen las pelotas. Soberanamente, me gusta decir. Algún colega me ha hablado de la teoría "no-se-cuanto centrista" que habla de que a las minas las entiendes una vez que comprendes que todos sus problemas parten de la óptica que el mundo gira en torno a ellas. Y ahí vamos nosotros, cual si burbujas en un remolino de “bacha”. Vista una discusión, la entiendes si te pones en esa tónica. No falla. Y bueno, algo de razón tiene.
No queriendo extenderme demasiado, y entendiéndome novato en este direte, advierto que puedo sacar algunas conclusiones que no se si algún experimentado ha resuelto aún: a) habiendo entendido una parte del problema, uno se puede pasar toda la vida tratando de descularlo completamente, b) el cual no tiene solución, fuera de entregarse completamente a sus pretensiones.
A la tercera conclusión, respuesta comodín para todo esto, es que sencillamente las mujeres nos hacen sentir que hay algo especial en esta vida. Que todos los días pueden renovarse con solo emitir un ruidito nuevo en algún abrazo, y que por ellas vale la pena volver a casa...Eso, darnos cuenta que aquello que nos saca de quicio, lo devuelven setenta veces siete con todas sus cositas. Alguno dirá que eso te pasa al principio, cuando estas enamorado. Pero también veo a mi viejo con casi cuarenta años de casado atrás de mi vieja tratando de robarle un beso al grito de "Murchi, te quiero murchi". No se, algo hay en estas minas que nos tiene de acá para allá, haciéndonos calentar de cuanta manera posible existe. Ellas lo saben. Ellas lo saben...
Pero bueno, calculo que advertirán el pendular sentido de mis pensamientos.
Pd: Por favor, no la dejen a mi novia, mi hermana o mi vieja que lean esto...
"Suelo hacerme esta pregunta” iniciaste, dirá algún detallista. En realidad no es ninguna en particular. Es una incertidumbre que me acompaña por estos días. Como dije, voy y vengo en ese péndulo craneal que me arranca estados de ánimos encontrados. Existen ataques de amor y de impotencia - ira, que llevan las cosas a sus extremos, ida y vuelta.
Tengo muchos amigos, por suerte. Bah, mas que amigos, amigotes. Amigos, amigos, no tengo más de diez. Tres o cuatro que son como hermanos del alma. De los primeros que mencione, tengo arriba de cincuenta. El caso es que encuentro mas de ese número de opiniones respecto de esta duda que me golpea hace un tiempito. Básicamente es que las minas han sido creadas para hincharnos las pelotas a los hombres, y que te tenes que acostumbrar. Eso. Te tenes que acostumbra, y hay alguno que hasta dice que eso es bueno, porque sino te están rompiendo las pelotas, es porque algo malo te pasó o te esta por pasar.
Cosa rara esta de la monogamia, el amor y las parejas. Me parece ver todavía a mis viejos en la cocina de casa discutiendo folclóricamente por cualquier cosa. Al principio me ponía del lado de la vieja, por ciertas cuestiones del viejo que hacían mas a su masculinidad y forma de ser, que a otra cosa. Pero con los años me empecé a poner más del lado del viejo, sobre todo al simpatizar con él en ciertas discusiones. Verme reflejado en ciertos nudos dialécticos con mi novia, me hace acordar a muchas de aquellas discusiones de mis viejos. Más de una vez me encontré a mi mismo utilizando los argumentos del viejo, ante un estiletazo de la “femineidad”. "¡¡¡¡La diferencia es que yo pido disculpas y vos nunca te equivocas!!!!". Sabiduría paternal pura.
Lejos de mí en este espacio dar una sentencia definitiva ni declarar un ganador en esa lucha paternal de poder. Nada más lejos. Ambas partes tenían razón en diversas oportunidades. Simplemente, advierto que el tiempo ha pasado y me he visto comprendido en este tipo de discusión que, advierto, tiene tantos años como el jardín del Edén.
Lo cierto es que las mujeres nos rompen las pelotas con su carácter, con su forma de ser, con lo que pretenden de nosotros, y lo que no quieren también. Eso es, nos rompen las pelotas. Soberanamente, me gusta decir. Algún colega me ha hablado de la teoría "no-se-cuanto centrista" que habla de que a las minas las entiendes una vez que comprendes que todos sus problemas parten de la óptica que el mundo gira en torno a ellas. Y ahí vamos nosotros, cual si burbujas en un remolino de “bacha”. Vista una discusión, la entiendes si te pones en esa tónica. No falla. Y bueno, algo de razón tiene.
No queriendo extenderme demasiado, y entendiéndome novato en este direte, advierto que puedo sacar algunas conclusiones que no se si algún experimentado ha resuelto aún: a) habiendo entendido una parte del problema, uno se puede pasar toda la vida tratando de descularlo completamente, b) el cual no tiene solución, fuera de entregarse completamente a sus pretensiones.
A la tercera conclusión, respuesta comodín para todo esto, es que sencillamente las mujeres nos hacen sentir que hay algo especial en esta vida. Que todos los días pueden renovarse con solo emitir un ruidito nuevo en algún abrazo, y que por ellas vale la pena volver a casa...Eso, darnos cuenta que aquello que nos saca de quicio, lo devuelven setenta veces siete con todas sus cositas. Alguno dirá que eso te pasa al principio, cuando estas enamorado. Pero también veo a mi viejo con casi cuarenta años de casado atrás de mi vieja tratando de robarle un beso al grito de "Murchi, te quiero murchi". No se, algo hay en estas minas que nos tiene de acá para allá, haciéndonos calentar de cuanta manera posible existe. Ellas lo saben. Ellas lo saben...
Pero bueno, calculo que advertirán el pendular sentido de mis pensamientos.
Pd: Por favor, no la dejen a mi novia, mi hermana o mi vieja que lean esto...
Etiquetas:
Pensamientos y misceláneas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)