jueves, 26 de noviembre de 2009

Un saludo al respeto

¡Y si, Señor! Es así. Ahora le sangra toda la boca y no comprende, pero usted se lo merece. Si, Señor. Usted se lo merece. Tome un pañuelo. Ahora le explico. Si, haga presión sobre la nariz que también la tiene toda rota. Vea. Si. Cállese un poquito y escúcheme. Cállese que sino le doy de nuevo. Déjeme que le explique: usted me ha faltado el respeto. No es la primera vez. Si, usted. No me interrumpa que le doy. A mi no me interesa quien carajo es usted y mucho menos quien se cree que es. Si, usted. Realmente no me importa si es el dueño de este edificio, el presidente de la empresa o quien carajo mas: a mi usted me saluda como corresponde. Cada vez que me lo cruzo en la entrada o la puerta de la cocinita, abajo o donde sea, usted me tiene que saludar bien. Si, usted. Usted no me deja nunca mas con el saludo colgando. No me importa que yo sea el último pinche de esta empresa. ¿Y sabe por que? Porque el saludo no tiene nada que ver con las jerarquías. Tiene que ver con el respeto y la humanidad. Guarda que se le esta manchando toda la camisa de sangre. Y bueno, lo hubiese pensado antes. Ahora míreme. Acá, acá arriba. Deje la camisa que ya esta arruinada. ¡Me chupa un huevo la camisa! Cállese. Bueno, cállese entonces y no lo cacheteo más. ¿Me entiende? Se la mereció. Si yo a usted le digo “Hola”, usted me contesta “Hola”. Si yo le digo “Buen día”, lo mismo. Si yo le estrecho la mano, usted la agarra primero y me mira a los ojos, y no como el otro día en el ascensor que siguió mirando y charlando con el pelotudo del gerente de finanzas. Otro pelotudo que ya se la voy a dar. Bueno, bueno. Déjese de quejar que tampoco le di tan fuerte. ¿Le duele mucho? Bueno, bueno. El piso después se limpia. A ver, agarrese de mi hombro que lo llevo hasta la enfermería. ¿Puede caminar?

domingo, 15 de noviembre de 2009

Sepan...

Sepan ustedes que lo hago porque es lo mejor.

Sepan que me cuesta mucho la decisión.

Entiendan, si pueden, que uno las raíces las trae en la sangre.

Comprendan que allá esta mi familia y mi proyecto.

Pero sepan que es lo mas difícil que he tenido que hacer.

Sepan que los voy a extrañar a diario.

Sepan que van a estar en mis anécdotas por siempre.

Sepan que estaré siempre con ustedes. Sepan que lo voy a intentar.

Sepan que ya he vencido la distancia. Y que también lo haré por ustedes.

Sepan que fueron mi sostén todos estos años.

Sepan que fueron mi familia en esta jungla. Que los encontré en cada tropiezo.

Sepan que me han hecho feliz y eso es lo que se me está quemando el pecho.

Vean que la alegría de la vuelta se empaña por esa imagen del despido.

Sepan que me van a hacer mucha falta.

Y por esto estaré siempre regresando.

Sepan que por eso es mi cara y por eso mis silencios.

Sepan de mis lágrimas en este momento.

Sepan, siempre, que los quiero mucho.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Con todo respeto

Me encanta cuando la gente dice "Con todo respeto...", "No es por desmerecer..." o "Sin ofender a nadie..." para luego decir una frase que contradice la introducción. Hoy escuchaba a un periodista decir "Sin desmerecer a nadie, los jugadores del fútbol uruguayo son notablemente inferiores a los argentinos".