¡Despierta corazón! Busquemos nuevamente
Aquel grito adictivo de gloria, arenga y guerra.
Dejar lastimar los brazos, violenta y virulenta;
que ardan la cara, el pecho abierto y las piernas.
Gaviota blanca en vuelo calmo de treinta metros,
extraño tu dulce viaje, hoy quiero verte otra vez.
Mil veces intentarlo hasta que el dolor lo valga,
que el premio será entregado al fin de la semana.
Amar el valiente arte de anteponer el frágil porte
al constante golpe del paredón de fusilamiento.
Y ponerse metas, lograr desafíos, tener orgullo.
Adrenalina, siento la necesidad de tu velocidad;
vayamos entonces de nuevo, entero o a pedazos,
que viejo es el viento y aún nos sigue soplando.
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