martes, 4 de noviembre de 2008

Despedida de Soltero

El enano sádico tironeaba la larga cadena de metal provocando el seguimiento del “homenajeado”. El cuello morado de este daba señales de una larga noche, lo que se confirmaba con el arrastre de sus pies, provocado por el reguero vertido a la fuerza en su garganta. El hombre estaba “muerto” y la turba violenta, capitaneada por el enano sádico, no le daba respiro: golpes, torturas, vejámenes y afrentas se venían sucediendo desde temprano en la tarde. Si bien por un momento el homenajeado había disfrutado del comienzo del día, claramente sus ideas habían cambiado con el correr de la noche.

Apenas promediaba el “festejo”, el objeto (tal cual fue tratado) de la reunión no articulaba palabra ni reaccionaba ante los continuos golpes de la manada salvaje. Gracias a Dios, un par de asistentes se reservó la mesura necesaria como para disponer el retiro del agasajado y redireccionar la furia del grupo hacia otras actividades. Así fue como fueron “liberados” como una jauría desbocada hacia un local nocturno de la zona de Núñez. Contentos, se dispusieron a contratar los servicios temporales del tugurio, los cuales no incluían el género que minutos antes forzaban para su “amigo”.

Releyendo las notas de aquella noche, confío esperar que mis amigos se diferencien de esta locura, entendiendo que la finalidad de una despedida de soltero es el agasajo y regocijo de éste y no la crueldad de quienes lo despiden.

No hay comentarios.: