Hoy es el cumpleaños de mi vieja. María del Carmen. 11 de Septiembre de 1944 fue su nacimiento. En Arroyo Corto. Un pueblito del sur de Provincia de Buenos Aires, en una zona de alemanes del Volga. Mi gente. Hija de Ana Redel y Enrique Rudel. Algún día contaré de ellos. Allí también podremos encontrar un poco a mi madre.
Mi vieja tiene sus cosas. Todo el mundo las tiene. Pero es mi mamá. Y a Dios gracia puedo decir que estoy orgulloso de ella. No quiero caer - aunque podría - en esa frase juvenil de "Mi mama es la mejor del mundo". Lo es, ciertamente. Pero me parece mejor decir que, además de producir en mi esa debilidad sentimental que produce toda madre - sobre todo en un hijo varón, con el Edipo bastante mal curado -, le agradezco todo aquello que ha hecho por nosotros toda su vida. Por nosotros incluye a mi viejo, quien sé, con toda seguridad, incapaz de vivir sin ella; a mi hermana, todo un clon de María del Carmen; a mi hermano - quien parece haber olvidado -; a sus padres; y a mi.
Mi vieja es todo sacrificio. Garra. Empuje. Cualquiera podría, sin esfuerzo alguno, catalogarla como una auténtica germana. Y mi vieja es así: ¿se tiene que levantar a la seis de la mañana y dejar de laburar recién a las diez de la noche? Lo hace ¿Tiene que ir a dar clases a Usuhaia los fines de semana para que uno de sus hijos estudie una segunda carrera? No importa. Ahi va. ¿El 90% de su guardarropa es el mismo hace veinte años porque prefirió poner su dinero en sus hijos? Nunca se quejará por ello. Es un constante y perpetuo abondonarse para dar un poco más a los que están en su familia. Esa es mi madre.
María del Carmen quizás no venga un día y te de un beso diciéndote que te quiere mucho. Quizás no sea tan permeable a un lindo abrazo. Pero te va a preguntar si tenes ropa limpia, si la heladera esta llena, si queres ir pasar un fin de semana en Trelew. Cosas así. Demuestra con hechos y deja las palabras para otros momentos. Siempre tiene su preocupación puesta en alguien mas que en ella.
Algún día, con mis primero sueldos, le regalé un anillo de oro. Le hice grabar la palabra "Siempre" en su parte interior. Le dije que yo iba a estar con ella por ese tiempo, que podría contar conmigo, que la quería mucho y que le iba a estar agradecido de por vida. Pero omití que también significaba que eso es lo que yo siento de su presencia. Siempre estuvo. Ahí conmigo. Aunque si por ahí no estuvo a mi lado en cuerpo, ha estado su presencia en cada momento de mi vida.
Y su presencia, dejenme decirles, no se limita al sacrificio por su familia del cual ya hice referencia. También lo entiendo cuando advierto en mi una resistencia especial en el trabajo y ante los factores adversos, un sentido estricto y ferreo de la responsabilidad, la medida ante el derroche y la rectitud de la conducta. Cuando veo que ella es y ha sido el nervio central de mi familia, dejando su marca en los principales valores que poseemos.
Por ello, digo que estoy orgulloso de mi madre, y más aún, agradecido. Me siento en deuda con ella para el resto de mis días, sabiendo que jamás estaré cerca de poder devolverle todo lo que ha sido en mi vida. Solo espero que ella llegue a sentir en algún momento que, aunque sea, lo intento.
Esa es mi vieja, y creo que es mucho mas que decir "Tengo la mejor Mamá del mundo". Gracias por ser mi mamá. Siempre.
Pd. Alguna vez tuve este cartel colgado en la puerta de la pensión que me toco ocupar en mis primeros años en Capital. Me parece que puede ser un lindo regalo para ella:
"Cuenta una leyenda que a un angel que estaba en el cielo le tocó su turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:
- Me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero como vivir tan pequeño e indefenso como soy?
- Entre muchos ángeles escogí uno para ti que te está esperando
y que te cuidará, le dice Dios.
- Pero dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír,...
-Eso basta para ser feliz, Tu ángel te cantará te sonreirá todos los días y tu sentirás su amor y serás feliz.
-¿Y cómo entender lo que la gente me hable si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres?
- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.
- ¿Y que hará cuando quiera hablar contigo? Tu ángel te juntará las manitas y te enseñará a orar y podrás hablarme.
- He oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quien me defenderá?
- Tu ángel te defenderá a costa de su propia vida.
- Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
- Tu ángel te hablará siempre de Mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia aunque yo siempre estaré a tu lado.
En ese instante una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos sollozando: Dios mío. Si ya me voy, dime su nombre: ¿Cómo se llama mi ángel?
-Su nombre no importa. Tu le dirás...MAMA".
Feliz cumpleaños, Vieja. Te quiero mucho.
1 comentario:
ay nene, me hiciste llorar!
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