Según apareció publicado en Infobae digital, un vecino de la localidad rusa de Vólogda ingresó en el hospital de dicha ciudad con un cuchillo de cocina clavado en la espalda. El instrumento tenía aproximadamente 15 centímetros de longitud, habiendo transpasado tejidos blandos, rozando incluso levemente la pared pulmonar.
Al parecer, el responsable del hecho fue un vigilante de seguridad y compañero de trabajo de la víctima quien le había clavado el cuchillo. El herido contó que habían pasado la tarde bebiendo en la garita de vigilancia y en algún momento llegaron "a las manos".
Lo curioso del hecho fue que, al día siguiente y amanecido con resaca, la víctima volvió a su hogar y se acostó a dormir la siesta, reparando su mujer varias horas después que un objeto extraño sobresalía de la espalda de su marido.
El hombre en cuestión, Yuri Lialin, manifestó que había sentido algo incomodo al acostarse, pero que no había reparado que era un cuchillo.
A partir de esto, no creo que ninguna historia de borrachos pueda sorprenderme.
1 comentario:
Notable! Me siento menos borracho.
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