jueves, 22 de mayo de 2008

Molesto

Jugué con el reflejo del sol en mi reloj sobre tu cara, sabiendo que te molesta. Me divierte fastidiarte cuando estas absorta en tus cosas, sobre todo cuando tengo ganas de ti. Sin embargo, amo verte concentrada en otras cosas. Ambigüedades sobre como uno puede amar extremos.
Acaricié tu cuello con los dedos pulgar e índice, en forma de “L”, hacia arriba y abajo. Vi cerrar tus ojos y perder tu apunte por un instante. Deseé que lo apoyes, definitivamente, sobre la mesa ratona del living. Besé tus mejillas para ver si lo conseguía. Me rendí cuando tus ojos verdes volvieron a abrirse.
Me entretuve con los pelos rubios detrás de tus oídos por un momento. Sentí tu piel de gallina en mis yemas. Vi como tus hombros se tiraban hacia atrás.
Quise empezar un masaje pero te levantaste cuando la pava hizo su ruido de hervor. Volviste con tu té de las cuatro y media. Te acomodaste en el sillón, pero ya sobre el otro extremo. El apunte volvió a llevarse tu atención.
Besé tu frente y salí a caminar. Me fui pensando cuanto te falta para rendir la última materia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

buenismo aleman!!
que lindo ver la historia al leerla, y mas aun, cuando su remate me genera una sopresa solidaria.
mis saludos.