Vas y miras. Volves y otra vez. Tenes tiempo de pensar. En nada. Y lo haces.
Miras por la ventana y llueve. De arriba a abajo y adentro tuyo también.
Queres volver atras y, lógico, no podes. Tenes algo en la mano que no lo podes jugar.
Parece que el tiempo es para siempre y se va a acabar. Solo vos y tu tiempo para pensar.
A partir de ahí no hay vuelta atras. Ya lo dijiste. Pero puede ser que ande. No sabes.
Esperas algun recreo pero no va a haber. Lo sabes. Queres salir a jugar. Y volver. Sin recordar.
La llegada esta ahí, pero todos siguen corriendo. Salvo vos. Y no queres ser el primero. No otra vez. No esta vez.
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