Se miraron en la esquina. Él bien vestido. Ella mejor. Él disimuló que no estaba interesado – a pesar que todos los tipos que están esperando el semáforo junto a ellos no paraban de mirarle el culo – poniéndose los auriculares del mp3. Ella lo miró y se quedó parada a pesar que el semáforo ya les había dado verde.
Él caminó un par de cuadras, pensando que el disco que había puesto iba realmente bien con la mañana y su estado de ánimo. Sin embargo, puso el volumen muy bajo ya que todavía le duraba un poco el mal humor vespertino. Se olvidó de ella.
Llegó a una avenida y otra vez el semáforo lo detuvo. Miró hacia su izquierda y la vio, quien justo estaba volviendo su cabeza para el frente. Él se detuvo un poco mas a mirarla (dio un paso para atrás para poder hacerlo mejor y no ser tan obvio). Se dio cuenta que ya no estaban acompañados como en el otro semáforo. Se puso a pensar que carajo le podía decir a las 9 de la mañana en una esquina perdida de Buenos Aires.
Como si ese ella pudiese oler ese pensamiento, dejó de mirarlo – histérica - y comenzó a caminar ni bien puesto el semáforo en verde. El se quedó pensando lo que le pudo haber dicho.
A mitad de cuadra, él ya la había alcanzado y sobrepasado. Decidió cruzar a mitad de cuadra. Se había hinchado las pelotas de hacerse mala sangre por algo que no iba a ocurrir.
Llegó a la esquina y dobló a la derecha. Caminó una cuadra más y dobló a la izquierda. La música seguía baja pero él ya pensaba en las dos o tres cosas del laburo que tenía que hacer esa mañana.
Paró en un kiosco a comprar cigarrillos. Cuando terminó de pedirle al kioskero los Camel Box, vio como pasaba ella atrás de él. Cuando se encontraron en la siguiente esquina con semáforo, ella sacó un celular y marcó un número. El bajó el volumen del mp3.
“Hola, Cande. Eli. Si…Bien. Estoy en Rosario. Acabo de salir de la entrevista…Mas o menos… Si. Me dijeron que me llaman…Y, no se. Calculo que en una semana, mas o menos”. Luz verde. Comenzaron a caminar. El mas despacio de lo acostumbrado y ella uno o dos pasos atrás de él.
“Y, ahora? No se… Estoy caminando, yendo para el Río que me dijeron que es muy lindo… ¿Chicos? Y, no se, no pude ver mucho, pero lo que vi hasta ahora me ha gustado bastante – sonrió -…jajaja…Buenos, después te cuento…Ahora no puedo decirte nada. No, nada…Si…Tengo que hacer tiempo hasta las 6 de la tarde… Si. A esa hora…En Chevallier…Y, no se. Serán más o menos tres horas por autopista. Si queres, cuando llegue a casa te llamo y salimos a comer algo…No, no creo que lo llame. No tengo ganas de seguir dándole tiempo…. Okay. Okay… Dale, nena. Te mando un besote”. Colgó.
“Hola Enrique, si, mirá: no voy a poder ir hoy. Me surgió algo y me tengo que quedar a resolverlo – la miró y sonrió -…Calculo que a la seis de la tarde…Bueno, lo vemos el lunes…Si. No se como voy a encararlo todavía pero no te hagas problema….Después te cuento. …No, no se… No me esperes mejor…Chau”.
Colgó, mientras se paraba delante de ella. Sonrieron.
Él caminó un par de cuadras, pensando que el disco que había puesto iba realmente bien con la mañana y su estado de ánimo. Sin embargo, puso el volumen muy bajo ya que todavía le duraba un poco el mal humor vespertino. Se olvidó de ella.
Llegó a una avenida y otra vez el semáforo lo detuvo. Miró hacia su izquierda y la vio, quien justo estaba volviendo su cabeza para el frente. Él se detuvo un poco mas a mirarla (dio un paso para atrás para poder hacerlo mejor y no ser tan obvio). Se dio cuenta que ya no estaban acompañados como en el otro semáforo. Se puso a pensar que carajo le podía decir a las 9 de la mañana en una esquina perdida de Buenos Aires.
Como si ese ella pudiese oler ese pensamiento, dejó de mirarlo – histérica - y comenzó a caminar ni bien puesto el semáforo en verde. El se quedó pensando lo que le pudo haber dicho.
A mitad de cuadra, él ya la había alcanzado y sobrepasado. Decidió cruzar a mitad de cuadra. Se había hinchado las pelotas de hacerse mala sangre por algo que no iba a ocurrir.
Llegó a la esquina y dobló a la derecha. Caminó una cuadra más y dobló a la izquierda. La música seguía baja pero él ya pensaba en las dos o tres cosas del laburo que tenía que hacer esa mañana.
Paró en un kiosco a comprar cigarrillos. Cuando terminó de pedirle al kioskero los Camel Box, vio como pasaba ella atrás de él. Cuando se encontraron en la siguiente esquina con semáforo, ella sacó un celular y marcó un número. El bajó el volumen del mp3.
“Hola, Cande. Eli. Si…Bien. Estoy en Rosario. Acabo de salir de la entrevista…Mas o menos… Si. Me dijeron que me llaman…Y, no se. Calculo que en una semana, mas o menos”. Luz verde. Comenzaron a caminar. El mas despacio de lo acostumbrado y ella uno o dos pasos atrás de él.
“Y, ahora? No se… Estoy caminando, yendo para el Río que me dijeron que es muy lindo… ¿Chicos? Y, no se, no pude ver mucho, pero lo que vi hasta ahora me ha gustado bastante – sonrió -…jajaja…Buenos, después te cuento…Ahora no puedo decirte nada. No, nada…Si…Tengo que hacer tiempo hasta las 6 de la tarde… Si. A esa hora…En Chevallier…Y, no se. Serán más o menos tres horas por autopista. Si queres, cuando llegue a casa te llamo y salimos a comer algo…No, no creo que lo llame. No tengo ganas de seguir dándole tiempo…. Okay. Okay… Dale, nena. Te mando un besote”. Colgó.
“Hola Enrique, si, mirá: no voy a poder ir hoy. Me surgió algo y me tengo que quedar a resolverlo – la miró y sonrió -…Calculo que a la seis de la tarde…Bueno, lo vemos el lunes…Si. No se como voy a encararlo todavía pero no te hagas problema….Después te cuento. …No, no se… No me esperes mejor…Chau”.
Colgó, mientras se paraba delante de ella. Sonrieron.
4 comentarios:
Me encanta el último parrafo, cuando le dice "no se, no te hagas problemas, no se, despues vemos".
Que suelto de cuerpo anda uno por la vida despues de estampar el primer beso.
Ojala fuese tan simple como para que el encare se concrete solo con una sonrisa... pero nunca se sabe, no?
Loco, cuántas veces por día te enamorás? Analizaste tu obsesión con el amor a primera vista?
Beso!
No se entendió me parece:
1) no fue solo una sonrisa.
2) es un cuento. Ninguno de los cuentos que he escrito se tratan de historias sacadas de mi propia experiencia. Esas las catalogo como "Ayer, historias y recuerdos" y/o "Pensamientos y miscelaneas". Los cuentos se basan en cosas que escucho, me cuentan o se me ocurren. Gracias por el consejo, igual. No creo necesitarlo.
Por último, May, es una fiaca encontrar después de cada texto mío un comentario negativo o hinchapelotas de tu parte. Gracias por desistir con eso.
Saludos.
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