martes, 26 de mayo de 2009

Bocina

La bocina del vehículo amarillo y negro sonó cortita y lasciva. La cabeza asomaba por debajo del espejo retrovisor, oscura, lúdica. Los dientes sonrientes brillaron pese a todo.
El muchacho en la parada tuvo pensamientos racistas y despectivos. “Piropos para bañarse”, recordó una vieja definición.
La muchacha encorvada, timorata, con anteojos y el pelo sucio, de evidente baja autoestima, sonreía y se tapaba la boca torpemente.

1 comentario:

El Alemán dijo...

Es claro que no existe un manual del levante. Es claro.