Estabas contento por que cumpliste años. Seguramente eso fue lo que pasó. Llegaron varios de tus mejores amigos y tu novia desde lejos a festejar con vos ese gran momento. Sentís que el cumpleaños propio es un termómetro de afecto, y te llamó mucha gente, además de esos buenos amigos que te visitaron. Estabas feliz. Yo estoy seguro que eso fue lo que te pasó. La emoción que te provocó, primero, ir a jugar al campeonato de los sábados – y ganar, con una buena tarea tuya – indudablemente afectó en cierto sentido…tus sentidos. Claro está, además, que el gran asado con las mejores carnes que les preparaste – aunque hayan faltado dos o tres de tus amigos por haberse ido de la ciudad – te causó tal agitación que no advertiste el desvío. Es muy posible, también, que haber descorchado esos excelentes vinos y aquellos burbujeantes champagnes – sobre todo aquel Barón B que te regalaron cuando te recibiste allá por el comienzo del 2003 – te haya mareado de felicidad. El haber podido alzar en repetidas ocasiones las copas llenas de saludos y condecoraciones te cargo de gozo. De hecho, estoy convencido que esa emoción fue la que te dificultó hablar con propiedad y encontrar las palabras justas para expresar tu júbilo, contagiando tu habitual locuacidad. Estoy seguro. Si. Estoy seguro que fue todo eso lo que te llevó a tomar prestada la bicicleta de la Checha para dar una vuelta por “Campos de Álvarez” y terminar dentro de una zanga de barro. No tengo dudas que la dicha había cegado tus pupilas. Digan lo que digan…
2 comentarios:
jaJAjaJAjaJAj
La imagen tuya con la sonrisa de oreja a oreja y las piernas embarradas a tu regreso de la travesía en bicicleta va a ser dificil de borrar.
Que lástima que no fui. Por tu cumpleaños y porque hubieras tenido la mitad del pedo que tuviste.
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