"Avanza el número once por la izquierda del campo. Amaga el pase al centro de la cancha para luego tirarla larga, esperando enfrentar por fin al número 2. El 5 rival, sin embargo, lo empareja en su agitada carrera y le tira su metro noventa encima. Con un alarido enfermizo, el volante pretende la compasión del colegiado, quien levanta sus manos en aprobación del quite legítimo. El once masculla, en el suelo, la bronca y frustración de su obra robada.
El 5 gira con el balón, amaga el pase a la izquierda, y toca al 8 de su equipo. Este, volante de gran precisión, analiza como primera opción el cambio de frente. Empero, por el rabillo del ojo, ve la figura blanca en carrera del número 5, quien buscaba la descarga. Toque al volante central, dejando desairado al lateral izquierdo del oponente, quien ya había lanzado su fuste violento.
El 5, con un ligero toque a la derecha, elude al homónimo rival, levanta la cabeza y observa como el 9 se ofrece de pivote para la escalada ofensiva. Toca el 5 y va.
El 9 siente al seis rival en su espalda y consigue rodearlo de un movimiento. La pelota, sin embargo, sintió la presión de la marca y se adelanta más de lo debido. El dos contrincante se abre en vuelo horizontal, con sus piernas en tijeras para cortar la arremetida blanca. Casi desahuciado, el 9 piensa en obtener un foul como mejor opción. No obstante, el grito del 5, volando sobre su derecha, le hace cambiar de opinión. “Va a doler”, piensa.
La punta de su botín izquierdo, corona un pase al vacío hermoso, que se ve acompañado por el grito de dolor ante la patada anticipada.
Loca carrera del número 5, ya adelantado sobre la última zaga rival. El arquero arroja su anatomía sobre el balón, no antes del estiletazo del pie derecho del volante, en pase a la red. El 5 se arrodilla, golpea su pecho un par de veces, piensa en su mujer, y espera el abrazo de sus compañeros".
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