viernes, 20 de agosto de 2010

Encuentro (en los ruidos de la noche)

Marcio miró hacia su costado derecho y vio la sombra pasar tras de si. Estaba descalzo en la cocina, eran las cuatro de la mañana. Se dio vuelta y la luz de la heladera abierta marcaba un camino que se iba de la cocina (“¿Otra vez lo mismo?”). El miedo y las manos sudadas. Las historias de espíritus siempre fueron pelotudeces, pensó. Caminó hacía el living, prendió la luz y revisó detrás de la puerta para ver si había alguien.

Estaba cansado de escuchar voces y sonidos en el teléfono, encontrar humedad en el espejo del baño o el sillón, templado y rugoso. Volvió a la cocina, nada. Fue hasta el living nuevamente y vio la puerta que daba a la sala, entreabierta. No recordaba como la había dejado antes de salir, pero en general siempre estaba abierta (“¿Y que carajo le voy a hacer con un tramontana en la mano? ¿Una picada?”). Entró en la sala y recorrió de un golpe la habitación. Nada. Pero la cortina bamboleaba en un movimiento envolvente, hacia delante y hacia atrás. Fue a cerrar la hoja del gran ventanal. Estaba cerrada. “La puta madre”. Sintió un crujir en las escaleras y salió corriendo hacía allí, tomando a la pasada la linterna sobre la mesa de llaves (“Quién carajo dejó la linterna ahí?”, pensó). Cuando llegó al piso de arriba se arrepintió de su apuro. No quería más que confirmar que no pasaba nada y tampoco tenía intenciones de hacerse el héroe. Prendió la luz del pasillo y dio lentos pasos mirando hacia el interior de las dos habitaciones. La pieza con la computadora no parecía dar señal alguna. Pensó que la única posibilidad estaba en la habitación de él. Ingresó con prisa mientras prendía la luz. Miró la cama y allí estaba durmiendo, como siempre. “¿Puede ser que ronque tanto?”. Se acostó y dejó de soñar.

2 comentarios:

fernandes dijo...

Volviste, careta.

El Alemán dijo...

En realidad, los p... de gmail me piden que deje registrado un teléfono para crear una nueva cuenta...
Abrazo Bro!!!