Pienso que soy finito y perenne. Pienso que no soy especial. Tyler tenía razón cuando me taladraba la cabeza con su megáfono en la huerta. A todos le debe haber pasado algo parecido. Nadie es especial en definitiva, no? Tampoco esto. Todo lo contrario. Es ordinario y regular. Si su éxito depende del marketing, no termina diferenciándose de un paquete de galletitas nuevo. O la cerveza aguada de la tele. Hasta ahora, nada interesante. Nada para comentar. Nada que motive. Todo lo contrario. Todo lo contrario. Escuchar el viento en contra que exige explicaciones, no es atractivo, sobre todo cuando estas con la campera abierta. Desmotivado no es la palabra. Ella es seguramente un término que incluya la frase "hinchado las pelotas". No voy a explayarme sobre esto. Yo me entiendo. Esto no le interesa a nadie. En fin, esto, nada de especial. Igual que los domingos. Igual que este domingo. Tantas veces me esforcé por conmoverte y los sandwiches de miga se me terminaron secando. Esto va a morir. Con seguridad. Va a morir porque no tengo nada interesante que comentarte, sino es tras el manto del misterio, el olvido y el anonimato. El futuro esta allí mismo. Donde nadie espera nada, porque a nadie se le hicieron promesas. El riesgo es breve y la ganancia amplia. Allí estaré entonces, tras la cortina. Los ojos estarán cerrados. Las yemas estarán calientes y yo mas solo que nunca, ¿feliz?.
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