martes, 9 de octubre de 2007

Bi orno tubi (...o de la encuesta pizzera)

Tampoco estamos hablando de la disquisición filosófica entre tomismo y positivismo. No nos atrevemos a igualar la centenaria discusión entre liberales y conservadores. Derecha e izquierda. Ni hablar de religión.

Nos reconocemos ajenos y distantes, incluso, a batallas más banales como contiendas deportivas del tipo River – Boca, Vilas – Clerc o Maradona – Fangio.

Hasta reconocemos que sería más divertido que la pregunta se dirija a otras calóricas discusiones como “Pata-Muslo o Pechuga” o “Busto - Cadera” (disculpen estos últimos términos, pero he recibido comentarios de mi suegra acerca del blog, y no quisiera parecer soez ante ella).

Pero en este espacio, nos pareció prudente terminar, al menos y en forma definitiva, con una polémica que hemos escuchado en varios reductos porteños: ¿Cuál es la mejor pizza de Buenos Aires? Hemos visto gente disputarse a golpes el teléfono para marcar su número predilecto. Hemos hasta incluso presenciado una batalla de aceitunas con carozo, ante esta nimia cuestión.

Es por ello que nos atrevemos a encender la polémica para poder, si bien no con precisión matemática, tener un antecedente que legitime al elegido ante la discusión eufórica cuando el bagre empieza a pedir una especial con morrón o provolone.

Ahí les dejamos, entonces, la encuesta que aspira a dar una respuesta aunque sea a alguno de los interrogantes generados. Aclarado ello, quizás si, podramos discutir si Dios existe o “El Capital” de Marx fue una gran mentira.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

La votación es difícil... Casi como cuando preguntan a los pibes ¿Querés mas a tu vieja o a tu viejo? Pero bueno, es una época de votaciones y en la que tenemos que estar acostumbrados a votar doy mi voto a Los inmortales (por razones que cerveza de por medio explicare al lector algún día). Sin embargo, ello no quita merito a una pizza de “dorapa” comida en Guerrin, o una 4 quesos en El cuartito atendida por los mismos mozos de cuando teníamos 4 años. Y los vasitos de vidrio con pimienta y los posters del Diego...!! Las cuartetas...donde fui sólo un par de veces, alguna acompañado por el blog master. Buenos recuerdos… e incluso tenues comienzos de una amistad…aunque reconozco que en esa época no lo era tanto (ni mucho menos). Custiones de convivencia laboral. En fin…todos nos equivocamos pero lo bueno es poder rectificar los errores de concepto. El buen vino se reconoce con el tiempo. La vida son dos días…Abrazo. El misionero.

Anónimo dijo...

Más allá de la intención señalada en el comienzo del texto de no entrar en una acalorada discusión filosófica entre positivismo y tomismo, la categorización presentada cae precisamente en este tipo de búsquedas falaces de cerrar todo debate con respuestas definitivas.
En tal sentido, y sin ánimo de caer en un "todo vale" relativista y post-post-moderno, creo que más que buscar el paragima, numen, pizzero, se deben analizar las distintas propuestas presentadas.
Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, a saber:
- El Cuartito genera, sin duda, el mejor clima gracias a sus posters donde se mezclan Monzón y Maradona, con personajes del deporte que sólo podría reconocer mi Abuelo. Además, la fugazza con queso es imbatible: chorreante, generosa, casi oorgánica por su fluidez. Pero, simpre hay un pero, hace unos cinco años desapareció la mousse de chocolate del menú, y desde entonces, toda visita queda inconclusa.
- Güerrín o Guerrín, como le decimos en casa, es la cita obligada de los viernes. Como vamos con mi marido desde que nos conocimos hace 14 años, para mí es a los votos matrimoniales más que la misma iglesia donde nos casaron. Además, la de jamón y morrones tiene sabor a perfección, con la cantidad justa de queso (que si hay un poco de suerte sale gratinado). Y, aunque no es el tema de hoy, las empanadas fritas son un canto a la madre tierra, jugosas de pierna abierta y con apenas un poquito de comino para levantar el ánimo.
- Los inmortales es el lugar ideal para llevar a gente paqueta, de esa que no le gusta el olor a rancho. Pero, ese aroma es lo que le da sinceridad a una pizzería. Quien no se banca un poco de baranda en el pelo, ¿para qué quiere ir a una pizzería? La pizza es una sinergía de sensaciones: sabores, olores, texturas, una experiencia completa... Y aquí se la extraño. Lo mejor del lugar: la atención y, en verano, el aire acondicionado.
-Las cuartetas: el reino de la faina.
-Banchero: aquí me bajo, no me gusta la pizza de molde. Prefiero a la piedra, o cuanto mucho, media masa.
Por otra parte, mi querido Alemán, y sin ánimo de confrontar, considero que en el menú propuesto han quedado varias posibilidades afuera que hubieran merecido una mensión: la pizza de espinaca de La Continental, la pizza de cancha de Pirilo y ¿por qué no?, a pesar de los fantamas bromatológicos que despierta en todos, la muzzarella de Huggie's, que me alimentó gran parte de mi carrera universitaria y que por $8 sacudía cualquier reunión de estudiantes famélicos.
Finalmente, y acá me vas a entender, para mis recuerdos de infancia nada mejor que La Casa de Juan y su pizza de ananá. Ya sé que no es de Buenos Aires sino de la Patagonia profunda y que cerró hace un par de años, pero cada vez que veo una pizza agridulce me acuerdo de mi papá, un verdadero adicto a esta combinación contracultural.
Y, ya en la despedida, pregunto: ¿para cuándo la encuesta por el mejor helado, la mejor parrilla, el mejor puchero y el mejor choripan al paso?
Tu hermana