jueves, 18 de octubre de 2007

El vestuario

- Te digo algo Rene. Me gustan las minas con culo grande. No se porque. Hay algo en esos panqueques que me atraen, dijo el Julio, guarango como es.
- "¡¡Pero no seas ordinario, querido!!" reprimió Ernesto, exagerando su indignación un poco más de lo necesario.
- No te me hagas el fifi, que bien que le miras las torta a la hermana del turco, cada vez que le trae lo del kiosko, vociferó casi Rene, lo que hizo los muchachos del vestuario que se estaban cambiando al lado de ellos, tiraran un risita de costado.
- “Pero no seas infeliz, Rene, que a Miriam la conozco desde que tenía siete años”, reclamó Ernesto.
- Si pero en esa época vos tenías como nueve años, y no le mirabas la pastelera como ahora, embatió nuevamente a carcajadas.
- "Y no, enfermo, no" dijo Ernesto como terminando el tema.
- "Che, que paliza nos comimos acá con los muchachos", se metió Ramiro que intentaba sacarse los botines puma que se había comprado para la ocasión, mientras señalaba con la pera a los rivales de turno.
- "Y que queres? si el gordo no se puede mover en la cancha, y el Tijera no la clava ni mamado", sentenció Rene como resignado.
- "Bueno, muchachos, los años no vienen solos" dijo Ernesto tratando de justificarse un poco, sabiendo que entrado el segundo tiempo no había levantado los pies.
- "No viejo, esto es diferente. La edad no tiene nada que ver. Lo que pasa, mi viejito, es que algunos tienen un frigorífico noruego en el pecho, querido!!!", tiró ampuloso Rene. "Si vamos perdiendo por dos, hay que pensar en remontar y no quedarse en el área aguantando el resultado".
- "Pero negro cabeza de tacho, que decís?, si vos jugas en el fondo conmigo. Y que yo sepa en el área somos vos y yo, además de Ramirito que nos da una mano en el arco".
- "Bueno, ahí tenes, ahí tenes. Yo no quería decir nada, pero al grandote de ellos me lo tuve que aguantar yo. Y así y todo al ataque iba. Bien que me mandaba al ataque, o no Ramiro?", buscó complicidad Rene.
- "Si, pero el grandote nos hizo seis de los cinco goles, Negro. Cinco nos hizo. Que quiere decir eso? que marcaste como el culo, querido. Que marcaste como el culo, Papá", dijo Ernesto sabiendo que se venía el griterío.
- "Pero vos quien te crees que sos, viejo pelotudo!. Encima de viejo, sos un jeropa que no reconoces que te gusta el culo de Miriam. Bien seguro que te arrancas antes de venir en los partidos, y por eso no podes levantar las patas", insultó Rene.
- "Bueno, muchachos, tranquilos", trato de serenar Ramiro. "Eran mejores que nosotros y basta".
- "Pero negro de mierda, ignorante!!!", no te das cuenta que sos un salvaje!!! Quien carajo me mando a llamarte para que juegues acá, me queres decir? quien me mando?".
- "Tu mujer te pidió, gil, tu mujer...y a mi también", dijo desafiante el rústico de Rene, cuadrando la guardia porque sabía lo que se venía.
Ernesto largo el shampoo que tenía en la mano y se le fue al humo a Rene, lo que provocó que se le desprendiera la toalla de la cintura.
- "Pero que te pasa viejo puto? me venís a pelear en pelotas o salistes del closset" hirió nuevamente Rene.
- "Te voy a matar!!!", histérico grito Ernesto.
- "Paren muchachos, paren la concha de su hermana!!! Siempre lo mismo, carajo" ya caliente gritó el Ramiro, mientras los separaba ayudado por dos de los muchachos rivales del partido.
- "Pero salí de acá, maraca, que no podes pelear a nadie. Mirá las bolas viejas que tenes, querido. Jubilate, pareces una pasa de uva albina viejo".
Ernesto tiró una trompada por arriba del cuerpo de uno de los muchachos que lo sostenían y le dio de lleno a Ramiro en la nuca.
- “No bueno, basta, esto es el colmo. Cagense a trompadas entre uds. Me tienen las bolas llenas. Encima que tengo que venir hasta acá y que me llenen la canasta, tengo que ponerme a separar a dos pelotudos como ustedes, que se pelean todos los partidos!!! No juego más. Fumenmela y búsquense otro arquero” sentenció Ramiro, agarrando a la pasada el bolso Adidas.
Ahí se les transformó la cara a Rene y a Ernesto.
-“Noooooo, Ramirito, no te calentes. Para, no te vayas, querido”, dijo Rene.
- “Para Ramiro, para. Vos sabes como es esto. Al negro de mierda este lo conozco hace mucho. Son todas boludeces. No te hagas drama. No nos podes dejar sin arquero a mitad de campeonato”, se sinceró Ernesto.
- “De en serio, viejito, al bolas tristes este yo lo quiero como un hermano. Y bueno, a los hermanos se los quiere así. O no viste a los Contempomi putearse en medio de los partidos de los pumas?”, se rió Rene, mientras palmeaba a Ernesto, que seguía desnudo ante la mirada de todo el vestuario.
- “Bueno, pero me tienen cansado, loco” enojado Ramiro.
- “Ya esta, ya esta. No te calentes. Mira, si hasta le doy un beso al grone este, todo chivado como esta”, riéndose Ernesto.
- “Bueno, bueno, pero alejame la nutria que me estas rozando el muslo”, jocoso dijo Rene.
Ramiro rió.
-“Ya esta. Ya esta. Todo solucionado. No vamos a perder el arquero por una boludez. Me prestar el jabón, Viejo?”, pregunto René.
- “Toma, Negro sucio, pero sacale los alambres, que me lo dejas hecho un desastre”.
Cuando salió de la ducha, la pelea había sido olvidada, y habían logrado conservar lo mas importante en un equipo de fútbol.

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