Supongo que hoy es una de esas noches en que no puedo dormir. No se porque pasa a veces. Hoy el insomnio me castiga por segunda vez consecutiva. Desde ayer el aire me parece molesto cuando otras noches su vejez arrulla mi mejor momento. Las sábanas me resultan pesadas y rugosas. No encuentro la posición. No me hago caso. No se. Encima Buenos Aires insiste con regarme de humedad.
Me recuerdo a mi mismo los momentos del día en los que desee estar en la cama. Ahora me revuelvo incomodo en ella, tratando de encontrar el camino al sueño.
Juro que soy mejor escritor cuando no tengo un teclado a mano. Pienso los mejores textos, las mejores poesías. Y me engaño pensando que luego las recordaré. Haberme levantado a escribir esto es una prueba de que ya no confío en mi memoria.
En cuatro días cumplo años. Veintiocho. Escuche por ahí que es el comienzo de mi vida adulta. Puede ser. No se. Por de pronto, no hay nada que quiera más que ella este conmigo.
Duermo solo en una cama para dos. Supongo que no hay otra cosa que te haga sentir más solo que eso. Sobre todo cuando el costado izquierdo ya tiene nombre y apellido, pero no el comienzo de la estadía. Quizás sea eso lo que no me deja dormir. Quizás no sea nada.
Los vientos del sur me siguen llamando y yo los sigo escuchando con la vista en otro lado. Pero los escucho. A veces me gustaría ver el futuro para dejar de planear las cosas o por lo menos dejar de preocuparme por ellas. Saber como será la vida de uno y dejar de preocuparse. Dejarse llevar. Eso. Dejarse llevar.
“Espero que todo nos salga bien. Ahora y cuando nos encuentres. Espero que nos esperes y nos recibas con lo necesario. No en exceso. De última, ya sabes lo que estoy buscando y ya sabes lo que te estoy pidiendo. Atrás deje a los amigos. A los que valen. A los que tengo. Por eso, recibime con tus vientos. Los que me saludan cuando vuelvo. Los que me esperan detrás del Puerto. El sol en las mesetas y la visita de los que quiero”.
Lo visto. Nada bueno resulta cuando tengo un teclado cerca. Vuelvo a la cama para ver si te encuentro.
3 comentarios:
..entonces, como estaba intranquilo y sin dormir, mande a un angel a que te cuidara. Aqueñ volvió diciendo:- los angeles no necesitamos que nos cuiden.
ser poeta es atreverse a confesasrse.
buenismo che.
"Ser poeta...". Ah la pucha!! Gracias.
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