El Gordo va y bien, de un lado al otro. Llega y le pega con fuerza. Pero más que eso le pega con dirección y, sobre todo, autoridad. La cara del número uno muestra su desazón e incredulidad. "Será posible otra vez?". Igual que hace un par de días atrás.
En el verano el Gordo estuvo de fiesta. Corriendo autos de rally. Comiendo de más. Él es así. Juega cuando tiene ganas y nadie lo espera.
Me da pena que maneje así su carrera, pudiendo reinar el mundo del encordado. Pero después pienso que es su vida y no la nuestra.
Y él es feliz así...y está bien que así lo sea.
1 comentario:
Está bien que maneje su carrera como la maneja, no tanto porque es su vida como porque es feliz y encima es el #9. Con qué necesidad reinar? Si es el mejor en bastantes reductos... y además, quién dice que no pueda mejorar?
Publicar un comentario