Vas a un kiosco a comprar golosinas y el señor te devuelve el cambio como corresponde. Pedís el diario en otro kiosco y también hay monedas exactas para tu billete de $5. Compras ropa en cualquier negocio y las matemáticas no fallan cerca de la caja registradora. Incluso en un megahipersuperguachisupermercados, verdaderos "moustros" de estos tiempos se hacen chiquitos a la hora de contar divisas para devolverte, con el cartel que dice que "en caso de diferencia mínima se debe redondear en favor del consumidor - Ley 24.240" como testigo.
¿Por qué corno entonces el taxista cabeza de tacho se cree con derecho a quedarse con 10, 20, 30 o hasta 50 centavos de diferencia al terminar el recorrido, todo porque "no llego con el cambio, pá"? ¿Por qué si le pido que me de la diferencia o que redondee en mi favor, como es su obligación, me pone cara de "sos una rata"? ¿Por qué carajo no tiene monedas si ese es su bendito trabajo? Yo tengo que tener matrícula. Tengo que tener facturas. Tengo que pagar impuestos, aportes a la caja de abogados, etc. etc. etc. y el señor se cree con derecho a - además de no poner guiños, de fumar en el auto, de pasar semáforos en rojo y hacer lo que se le canta el “tuges” - no darme la plata que me corresponde.
Señores, las quejas contra los taxistas son largas, y sobre todo, conocidas. Pero esta, me saca de quicio. Desde aquí, el desahogo de aquello que pienso cada vez que me bajo de un auto amarillo y negro.
2 comentarios:
Aun peor son los caramelos que de dan en el supermercado chino...
saluditos
Y, por el contrario, que agradable resulta cuando nos subimos a un auto que está limpio, bien cuidado y al mando de un conductor responsable y educado y que no escuche Antena 3 o Radio 10, sino Aspen. Pasa poco, pero pasa.
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